Los nuevos tiempos, por Elkin Sotelo [OPINIÓN]

En 115 años de historia, Alianza Lima venció –incluso– a la muerte. Algunos lo observaron y no se detuvieron a analizar el poder de convocatoria del club blanquiazul para encumbrarlo hacia lo ejemplar.

En los triunfos y en las derrotas, no dejó de ser el sentimiento peruano más tradicional y que trascendió al fútbol. Pero tuvo la desventura de tener una organización flaca y proclive a la corrupción.

Hoy Alianza Lima está en manos de una administración temporal de aparente buena voluntad y gestos cordiales, pero que no deja de responder a intereses diversos de sus acreedores principales. Este tránsito es consecuencia de malos manejos de directivos sinvergüenzas y por ahora es inevitable observar los frenos en el crecimiento institucional; apenas tibios avances con gente que ingresó al negocio del fútbol sin entender la pasión en su totalidad.

Alianza Lima no saldrá adelante con un título nacional más o con un jale rimbombante. Los grones llegarán a la cima por su gente y por ser una nación que responde si observa un verdadero liderazgo. Toma tiempo, ideas, pero es la mejor manera de hacer política con el patriarca del fútbol peruano. Son 115 años en el corazón del pueblo.

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