No se puede ser más feliz que Raúl Ruidíaz en estos momentos. Se sueña de chico. Se imagina. Se practica en el recreo y se repite en la pista. Una vez, cuando El Comercio lo eligió el jugador del campeonato 2013, Ruidíaz describió lo que podría ser la clave para entender su estilo, su manera de pararse en el campo. Lo que aprendió años en VMT, jugando con quienes le doblaban la talla. Y pese a ser un 9 bien small, ganarle todas a cualquier back de dos metros:
-- El secreto es jugar como si estuvieras en tu barrio.
► Raúl Ruidíaz, el '9' de la gente para reemplazar a Guerrero
Siempre fue así. Desde que se veía como Don Ramón con la ropa del difunto. Desde que su viejo subió dos compilados a YouTube con los mejores goles en América Cochahuayco y se lo veía gambetear hasta a los cancheros. Desde que Reynoso no quería hacerlo debutar en la U 2009 hasta que Juan Carlos Noli y Jaime León insistieron, tercos. Desde que pateó ese zurdazo al arco de Libman, 60 mil personas en el Monumental, y la gente decía de dónde salió este enano. Desde que puso la mano -el muslo, la calle, lo que usted quiera- en Boston para que Perú le gane 1-0 a Brasil después de 41 años y fuera, por un día, más portada que Neymar. Ruidíaz siempre fue el goleador de la calle.
Sin el prestigio europeo de Pizarro o la contundencia histórica de Paolo, Raúl Ruidíaz representa ya el presente, ni siquiera el futuro. No solo se descuenta que juegue de titular ante Bolivia por ausencia de Guerrero; se piensa en él en serio cuando el capitán de Perú (33) se haya ido o pierda vigencia, en unos pocos años. Por encima de Da Silva, Bulos o Yordy, la figura del atacante de Morelia se consolida a partir de lo más caro y justo: goles. Desde el número -dos veces goleador del Clausura en México-, hasta el que no es hincha de la 'U' lo respeta. No dudo de que, si pudiera, lo pondría en su equipo.
Saldada hace rato cualquier deuda en el torneo local -marcó 72 veces en 7 años, fue campeón-, la pregunta era si Raúl Ruidiaz podía repetir esa misma eficacia en el extranjero, en medios donde no lo marcaran mirando y donde la patada más dura fuera de un Carlos Sánchez o un Paulo Da Silva. En esa pelea, Ruidíaz acaba de salir goleador y ha salvado a su equipo, el Monarcas Morelia, de un inminente descenso. Lo compraron para hacer goles -una vergonzosa operación que dejó en ridículo a los administradores de la ‘U’- y ahora sus goles cuestan el triple. Universitario ganó 3 mil dólares y ahora Monarcas lo cotiza en varios millones.
En la pelea con Gignac u Oribe Peralta, lejos de sus ahorros de millonarios, el enano peruano es la gran noticia de los domingos en México. De hace varios domingos. En un fútbol que produce poco y nada, es una esperanza: en algún arenal de Villa María del Triunfo, en alguna pista rota en el Callao, hay un goleador de la calle que solo está esperando que lo vean. Que lo llamen. Hace diez años, Ruidíaz estaba esperando lo mismo.
LEE MÁS SOBRE...
Raúl Ruidíaz se consagró goleador de la fase regular de Liga MX ► https://t.co/7j4YEC3TL2 pic.twitter.com/4brtrYXjGv— Deporte Total (@dt_elcomercio) 7 de mayo de 2017