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Una sanción inédita en el deporte se conoció este miércoles: 29 años sin poder pisar un campo de rugby para el jugador argentino Cipriano Martínez.
Casi como una condena en la cárcel.
¿La razón? Una patada alevosa durante un encuentro de la liga local de rugby en Argentina.
El pasado 3 de abril, Martínez, integrante del Club Pucará, no soportó la presión del contrario, y después de una jugada cerca del área de ensayo le pegó una patada en la cara a uno de sus rivales, Juan Masi, del equipo San Albano, mientras éste estaba tendido en el suelo.
La violenta acción quedó grabada en video. Se viralizó y poco después vino la condena.
El consejo directivo de la Unión de Rugby de Buenos Aires decidió sancionarlo con 1.979 semanas fuera de las canchas, de acuerdo al reglamento del World Rugby.
"El Club Pucará repudia la conducta antideportiva ocurrida en el partido intermedio con San Albano, extendiendo las disculpas del caso al jugador damnificado, al Club San Albano y todo el rugby en general", escribió el club en su cuenta de Twitter.
Aunque muchos pedían que fuera expulsado de por vida de la canchas de rugby, lo cierto es que los 29 años aplicados representan una de las sanciones más severas conocidas en el deporte actual.
Sin embargo, no es la más larga.
En un documento que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le hizo llegar a BBC Mundo, aclaró que las sanciones más severas son aquellas que son de por vida.
Entre ellas se incluyen las de la atleta rusa Lada Chernova, el corredor jamaiquino Steve Mullings y el remero letón Andris Reinholds. Los tres casos son por dopaje.
En BBC Mundo les contamos otros cuatro casos emblemáticos de penas que han hecho historia por su severidad.
50 años sin ver la pelota
Aunque no hay un ránking oficial, es posible que la sanción al futbolista de la cuarta división del fútbol suizo Ricardo Ferreira sea la más severa en la historia de este deporte.
En noviembre de 2014 se disputó un encuentro de dicha liga entre el Portugal Futebol Clube y el SC Worb. Al finalizar el partido, Ferreira –descontento con el resultado de 1-0 en contra- salió del banco de suplentes y pateó el balón con todas sus fuerzas.
El balón terminó en la cara del árbitro del encuentro. De inmediato se ganó la tarjeta roja. Pero no contento con esto, Ferreira le lanzó una jarra con agua y varios insultos al central.
La Federación Suiza decidió aplicar una sanción ejemplar: expulsión indefinida de los campos de juego. Pero de acuerdo a un estatuto interno, se debía poner una fecha límite a la sanción.
Entonces determinaron la pena máxima permitida en los libros: 50 años.
"No era mi intención pegarle al juez con la pelota. Después perdí el control y pido disculpas por ello", dijo el jugador al diario suizo "Bink".
"Pero esperaba uno o dos años sin jugar, no 50. El fútbol es mi vida, ¿qué me voy a poner hacer?", agregó.
Los 146 partidos por una pelea monumental
El 19 de noviembre de 2004, en la liga de baloncesto estadounidense, la NBA, el equipo Indiana Pacers vencía holgadamente a los Detroit Pistons por 97 a 82 en un partido de la temporada regular.
Sin embargo, poco antes de que acabara el encuentro en el coliseo de Arburn Hills de Detroit, se presentó un pequeño altercado entre los jugadores de ambas escuadras.
Empujones van, insultos vienen. Todo es controlado por los jueces y los mismos jugadores.
Pero cuando todo parecía que acabaría en paz, un vaso repleto de hielo lanzado desde las gradas impactó en la cara del alero de los Pacers Ron Artest, quien no soportó la provocación e inició unas de las trifulcas más recordadas en la historia del baloncesto.
Durante más de 10 minutos, varios jugadores y fanáticos se entrelazaron en una fiesta de golpes que solo pudo ser controlada por los agentes de seguridad del estadio.
Por supuesto, el castigo de la NBA no se hizo esperar: nueve jugadores fueron sancionados con 146 partidos y US$11 millones en multas.
A los hinchas que se metieron en la pelea se les prohibió de por vida el ingreso a un partido de la NBA.
Y Ron Artest se cambió el nombre: ahora se hace llamar Metta World Peace, algo así como la "Gran Paz del Mundo".
US$100 millones por espionaje
Para un deportista, no cabe duda que quedarse sin poder practicar su disciplina es tal vez el peor castigo.
Pero también tocarles el bolsillo es una buena manera de corregir el comportamiento de algunos personajes. O de algunas empresas.
En 2007, la escudería de la Fórmula 1 de automovilismo McLaren Mercedes fue obligada a pagar US$100 millones por el espionaje practicado sobre una escudería rival, en este caso, Ferrari.
De acuerdo a la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), documentos referentes al diseño de los vehículos de Ferrari fueron hallados en julio de ese año en la vivienda de Mike Coughlan, jefe de ingenieros de McLaren Mercedes.
Después de meses de investigación, la FIA decidió multar a la escudería alemana, además de quitarle todos los puntos que llevaba en el campeonato de escuderías.
El dinero fue descontado del monto que se le debía pagar por derechos de transmisión de televisión.
El dopaje de un ídolo
El cáncer del deporte ha sido en los últimos años el dopaje de los deportistas. Decenas de ídolos que caen de sus pedestales cuando se descubre que sus logros fueron conseguidos con la ayuda de una droga.
Los casos abundan: Lance Amrstrong, quien perdió sus siete títulos del Tour de Francia al conocerse que había diseñado un complejo sistema para doparse sin ser detectado por las autoridades deportivas.
Sin embargo, esta sanción llegó después del retiro del ciclista estadounidense.
Una de las estrellas que vivió la condena cuando estaba en el cénit de su carrera fue el bateador estrella de los Yankees de Nueva York, Alex Rodríguez.
Rodríguez es considerado por varios analistas como uno de los mejores jugadores de béisbol de la historia.
Pero a pesar de sus enormes registros no pudo evitar, a principios de 2014, una sanción ejemplar de 162 partidos y una multa US$22 millones por el consumo de sustancias prohibidas para mejorar su desempeño.
De acuerdo la investigación realizada por la Liga Mayor de Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés), Rodríguez acudió a una clínica antienvejecimiento donde le fueron suministradas estas drogas.
De esa forma, la suya se convirtió en la mayor sanción contra un deportista estadounidense –aunque Rodríguez es de origen dominicano- por causa del dopaje.
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