Shane McMahon volvió a WWE y remeció hasta los cimientos del producto que guía su padre. Su propósito es hacerse con el control de la marca ante la inoperancia de su hermana, Stephanie, y los yerros de Vince. Pero para lograrlo tiene que vencer a The Undertaker en un Hell in a Cell en WrestleMania 32: a cambio de ser el héroe de los aficionados y materializar sus deseos de revolver el statu quo actual.
Su regreso desplazó la lucha por el título mundial de WWE entre Triple H y Roman Reigns a un segundo plano. Según el columnista de lucha libre James Moffat, su situación lo hace ser el mejor 'babyface' frente a The Authority. Logró lo que solo Daniel Bryan fue capaz de alcanzar y que que ninguna superestrella pudo repetir: que el poder del matrimonio Levesque-Mcmahon tambalee.
Shane McMahon Returns to WWE RawIn order to seize control of WWE Raw, Shane McMahon must battle The Undertaker at WWE WrestleMania inside #HIAC!
Posted by WWE on viernes, 26 de febrero de 2016
Su discurso fue apañado por la realidad. Los ratings e ingresos de WWE están en caída -aunque con un ligera alza en las últimas semanas-. La audiencia está disminuyendo incluso en WWE Network. Mientras que las lesiones han evidenciado la excesiva dependencia de ciertas figuras: como dijo Stephanie R. Caudle de The Huffington Post, "nunca la empresa enfrentó las lesiones de tantas estrellas principales a la vez". Encima de un mal manejo creativo de los luchadores activos.
Shane apareció tras un mediocre Fastlane. Hizo que los fanáticos vuelvan a tener interés en el producto, hartos del más que previsible triunfalismo de Roman Reigns. Así lo sintió Simon Samano de Usa Today: "Esto es precisamente lo que WrestleMania necesita", ya que después de mucho WWE salió de la rutina.
El periodista Tom Clark del portal Bleacher Report afirma también que la aparición de Shane y su lucha para WrestleMania 32 hace de este evento algo interesante de seguir. Afirma que pone en una situación también cómoda para el Undertaker: porque él podrá, por fin, entretener al público. Su historia tiene mucho para mezclar dramatismo, heroicidad y hasta algo de comicidad sádica: como era la lucha libre en su época dorada.
Un triunfo de Shane -independientemente de cómo se produzca-, ofrecería grandes cambios de WWE que muchos señalaron como causales de su alicaimiento: menos exposición 'guionizada' de Triple H y Stephanie, un ambiente 'feliz' para los fanáticos, decisiones impredecibles y, lo más importante, una promesa de 'empujes' a luchadores que lo merecen.
Pero su llegada al poder también tendría un previsible final: decepcionar a la audiencia. Su regreso fue excitante, pero nadie es capaz de afirmar que su control será distinto al de Stephanie por un simple factor: es un McMahon y por lo tanto un autoritario que depende de su humor para tomar decisiones.
Su victoria también arruinaría lo icónico que fue el triunfo de Brock Lesnar frente de The Undertaker en WrestleMania 30. La figura del Deadman quedaría mermada. Su longevidad y experiencia resultarían desperdiciadas en no potenciar a una nueva estrella. Incluso, su status ya quedó relegado al acceder a cumplir la orden de Vince McMahon y ser -según palabras de Shane- su 'perra'. Además de volver al tan criticado "el centro de WWE tienen que ser los McMahon".
Clark concluye que la lucha es ilógica, y tiene razón. La verdadera fórmula de cambio sería poner a un 'no McMahon' a disputar por el poder de WWE. Esta lucha tiene un hedor a desesperación que la hace ser entretenida, pero no bien conducida, lo que lleva a una conclusión evidente: es una rivalidad disparatada construida sobre una base débil.
El excreativo de WWE Andrew Goldstein calificó la historia de Shane y Undertaker de una suerte tan ilógica como los discursos de Donald Trump. La extraña negociación entre Vince y el 'hijo pródigo', la aceptación de The Undertaker de ser el 'instrumento de destrucción' del CEO de WWE -en una intervención que Kyle Fowle de la AV Club calificó como "un segmento tremendamente equivocado, inexplicable que no hace absolutamente nada en beneficio del match para WrestleMania"- y una promesa de presentar por semana a cada uno de las partes avalan el adjetivo dado.
Se entiende hasta el momento que The Undertaker defenderá a Vince, Stephanie y Triple H. Será el villano de la novela. Pero no cumple su papel: no muchos quieren ver una derrota del Deadman. Porque calidad no se puede esperar de esta lucha, según indica el jefe de la sección de WWE de Bleacher Report, Ryan Dilbert, así que lo que queda es esperar una historia bien contada.
Es aquí donde llega las esperanzas de los rumores: que la lucha podría ser sustituida por otros participantes o que se de el giro esperado por los fanáticos, una revelación que haría poner a The Undertaker contra Vince y a este último buscando a un verdadero mercenario que le agache la cabeza. Ese es el potencial de esta lucha, está llamada a robarse el show en WrestleMania 32, pero necesita contar bien su historia para no decepcionar.