Carlos Marroquín
Apreciado, Ric
Te escribo estas líneas para expresarte mi alegría porque al fin saliste del coma inducido que te dejó postrado en el hospital. Una vez más, nos has demostrado lo fuerte y valiente que sigues siendo, a pesar de tus 68 años. Nos preocupaste demasiado, viejo, pero nos queda claro que todavía tienes muchos deseos de vivir, de ser promotor, consejero, líder, padre de familia y, sobre todo, ganas de pronunciar infinidad de veces ese grito de guerra que te viene identificando en 40 años de carrera: “woooooo”.
Quería contarte que hace poco un buen amigo me hizo una observación interesante: “pero si tú siempre has sido crítico de Ric Flair y su forma de pelear”. Me puse a pensar y sí, a mí nunca me pareciste una propuesta innovadora dentro del ring, con excepción de algunos movimientos. Soy honesto y lo admito. Pero, hay otras virtudes tuyas que es imposible dejar de lado y reconocer. Y ello tiene que ver con tu personalidad. Has sido uno de los más grandes vendedores de historias que pudo dar la lucha libre. Estrella absoluta.
Soy un convencido de que para ser exitoso en este deporte tienes que tener una buena técnica de pelea, pero también algo que es igual de importante: la actitud. Y tú Ric lo tenías en cantidad industriales. Cualquiera, incluso los que husmean de reojo, se podían enganchar, sorprender, maravillar, aterrar o simplemente creer todo lo que estabas diciendo. Eso es una gran virtud que a muchos le es esquiva.
Te quiero contar, también, que cuando era niño te detestaba. No te podía escuchar, me causaba tirria tu voz y fastidio lo exagerado que eras para hablar. Renegaba cada vez que veía tu pomposa cabellera sacudiéndose al ritmo de tu expresión corporal. De la forma cómo te divertías cayéndole mal a todos. De tu papel como villano que tiene todo en abundancia y que solo le importa la frivolidad para comprarse autos lujosos o ternos de reconocidos diseñadores. Definitivamente, eras la antítesis perfecta de Hulk Hogan.
Crecí y madurar me enseñó a ver este deporte con ojos de crítico. Ahí entendí que realmente fuiste un maestro para darle vida a ese fanfarrón embustero con la única obsesión de imponer su nebulosa filosofía. Y eso es clave para triunfar dentro de esta profesión, porque si el público infiere e interpreta a la perfección la pauta establecida, el objetivo es real. Es igual que en la actuación, a menos actuado sea el protagonismo, se obtiene mayor realismo.
Fuiste tan bueno Ric que terminaste por ser una influencia importante para a otras estrellas. Todos ellos tomaron prestada un poco de esa benevolencia para alimentarse un poco más. Nombres de sobra: Triple H, Eddie Guerrero, Sting, Scott Steiner, Shawn Michaels, Booker T, Batista, John Cena. Y más recientes como Bray Wyatt, Damien Sandow, Seth Rollins o Bobby Roode.
Esa influencia no solo se quedó en los cuadriláteros. Muchos de tus amigos han confirmado el concepto que he tenido sobre ti: que eres una gran persona. Una persona que no solo se caracteriza por ser buena gente o bonachona, sino que también da muchas oportunidades a grandes valores.
Durante estos días que has estado luchando por quedarte entre nosotros, se manifestaron varias estrellas, por ejemplo, Sting. En una charla con la “NBC” dijo que “Ric era un nombre establecido, enorme, nacional —probablemente, también internacional— y yo solo era un chaval, el típico luchador que empleaban para abrir los shows. Ric tenía un oponente que se lesionó y el promotor —Dusty Rhodes, que luchaba y a la vez trabajaba como promotor— dijo, ‘Tenemos que encontrar a alguien para Ric’ y puso al chaval, Sting, ahí con Ric Flair en el primer Clash of Champions”.
Quien también habló de ti fue tu archirrival Ricky ‘El Dragon’ Steamboat. Sí, el mismo que te arrebató el cinturón mundial en 1989. En declaraciones con “NBC”, confesó que has sido un punto gravitante en su carrera, al punto de agradecerte los logros que obtuvo durante y después de conocerte. “Era un tipo que estaba dos años por delante de mí. Nos conocimos en las Carolinas trabajando para Crockett Promotions, antes conocida como Mid Atlantic Championship Wrestling, y ahí dijo que le gustaría hacer algo conmigo y desde ese momento me convirtió en un luchador estelar. Y el resto es historia”.
Y si hablamos de estadísticas, los números te sobran. Tienes el récord de haber ganado 16 títulos mundiales. Un Royal Rumble en 1992. Hasta la fecha, eres el único en darse el lujo de haber ingresado dos veces al Hall Of Fame de la WWE (2008 en solitario y 2012 junto a The Four Horsemen). Seis veces luchador del año por la revista Pro Wrestling Illustrated (1981, 1984, 1985, 1986, 1989 y 1992). Podríamos seguir mencionando más y más trofeos, pero prefiero quedarme con los que son realmente dignos de sacarte brillo.
Ahora que las noticias son buenas, espero que regreses con mucha fuerza y con ganas para seguir influenciando a nuevos talentos. Eres un gran tipo y todavía tienes argumentos para construir nuevas historias y de promocionar otros nombres. Sigue luchando contra la vida, que aún necesitamos escuchar el “woooooo”, por lo menos unos años más.
Gana esta pelea… tienes experiencia.