1. Profesionalizar a los clubes
Lo sabía Burga en el 2002, y también Agustín Lozano, Alberto Tejada y Freddy Ames: las estructuras del fútbol peruano se asentaban sobre el fango. Demasiada informalidad, desorden, crisis económica. De hecho, en una nota con DT de entonces, el electo presidente de la FPF habló de los clubes pobres, los jugadores impagos, el caos en las selecciones, la cero institucionalidad. Hizo lo más lógico: prometió cambios. Si los cumplía, más que doctor, iba a convertirse en héroe. El doctor, por fin, nos iba a enseñar la receta.
¿En qué consistía el plan de trabajo de Burga para ese primer período 2002-2006? Vestida de resolución 001, el presidente expuso 5 puntos claves para profesionalizar el fútbol nacional y sacarlo del subsuelo: 1) Los clubes debían tener estadio propio o alquilado. 2) Estaban obligados a intervenir en torneos de menores, es decir, contar con un plan de formación de menores. 3) Tenían que presentar un padrón de socios legal (2.000). 4) No debían acreditar deudas para iniciar el campeonato o, en su defecto, refinanciar los pagos pendientes hasta el 2002. 5) Fortalecer la Copa Perú y profesionalizar la Segunda División. Tras esta primera ruptura, el fútbol peruano podría haber iniciado su proceso de reconstrucción real. Con clubes sólidos, es más honesto pensar en una selección que compita afuera.
Doce años después, nada de eso se ha cumplido. Basta ver los resúmenes de “Fútbol en América”, por ejemplo, para darse cuenta de lo que se vive en la Copa Perú. Un penal organiza con más seguridad su torneo interno.
2. El falso poder del directorio de la FPF
Todos dicen que discrepan, que tienen serias diferencias con él. Y que, en consecuencia, es un grupo que polemiza y discute. Se trata de la junta directiva actual de la FPF, una junta nada representativa. Ni desde la influencia futbolística ni desde la mirada geopolítica. Una perla nomás: Aníbal Calle, su vicepresidente, no representa ya a ningún club. Y sus vocales hoy (Moyobamba, Loreto, Cusco y Huancavelica) tienen menos peso que las encuestas de RBC. ¿Qué urge? Básicamente, que el nuevo directorio lo integren los clubes más profesionales del medio. ¿No es lo lógico? La representatividad de los señores García López, Díaz Aréstegui o Britto Mayer es, sencillamente, nula en el plano deportivo. ¿Cuál es su ejemplo? ¿Cuál su obra? ¿Por qué San Martín, Vallejo o Cristal, por citar clubes con respaldo serio, discrepan abiertamente con Burga? Agustín Lozano entendió esto y convocó a Alberto Tejada (ex ministro de Salud, ex árbitro mundialista) y Alberto Masías (director de menores en la San Martín) para formar una lista sólida que postulará para ganarle a Burga. ¿Con quién va Manuel? Con 4 departamentales (Arequipa, Ayacucho, Ucayali y Áncash) que llevan, en promedio, 20 años en sus cargos. ¿Alguien conoce sus obras?
3. Las departamentales vs. Los estatutos
¿Por qué se reeligió tan fácil Burga dos veces? El doctor solo requiere de una mayoría simple del universo de 41 votantes (16 clubes de Primera y 25 departamentales) para seguir en el cargo cuatro años más. ¿Cómo conquistarlos y a quiénes? Con 5 o 6 clubes profesiones en abierta oposición, el ‘target’ a enamorar son las ligas. Por eso 5 de 7 miembros de su directorio actual provienen de allí (y repite el mismo número ahora). Y no importa si tienen problemas judiciales (Yván Vásquez) o si los votos con los que gana son de hombres como Antonio Pantigoso Herrera, de Madre de Dios, denunciado por robo de una laptop el 2013. ¿Cómo hacer entonces para que el voto de estos señores no se institucionalice e influya lo mismo que el de un Alianza o Vallejo? Urge cambiar los estatutos.
4. FPF + ADFP = Un solo ente
La mirada del hincha sobre el fútbol peruano podría definirse así: el 98% de la gente no quiere al actual jefe de la Videna y 9 de 10 creen que la ADFP organiza pésimo el torneo. Ambos suman más rechazo que Montesinos. Son dos entes con absoluto descrédito. Una apuesta real por la profesionalización del fútbol nacional tendría que ser la unificación del ente que lo dirija. En Sudamérica, somos los únicos que se manejan a través de dos bandos como similar poder de decisión e influencia (y tan contradictorio). En Argentina maneja la AFA, en Chile la ANFP, en Uruguay la AUF. No hace falta más. Lozano maneja esta teoría. Es su gran apuesta para este período 2014-2018.
5. Un director de selecciones, no un entrenador
Con Markarián hubo la idea, no la decisión: nombrarlo director técnico de selecciones, con cargo a supervisar todas las categorías, nombrar y vigilar a sus entrenadores y encargarse de, en no menos de 4 años, formar y potenciar a la selección adulta. Lo último se hace siempre. Lo primero nunca. ¿Por qué? Se trata, básicamente, de mirar a largo plazo, de ser honesto y claro en el discurso mundialista –“pensamos en Qatar 2022”, por ejemplo–; en suma, de darle coherencia no solo a la logística de las selecciones, también a su idea de juego en todas las categorías. Programas como Creciendo con el Fútbol son válidos en la medida en que tengan relación oficial con este jefe de selecciones. No charlas de pasillo ni cafés eventuales. Tejada o Ames (que ayer se presentó con Otto Carrasco, Antonio Cuba y Reynaldo Moquillaza, como soportes en lista), tienen la palabra. El próximo presidente de la FPF tiene la gran oportunidad de hacerlo.
Claro, si no se trata de Burga.