ARTURO LEÓN FERREYROS @arturoleonf
La gente se exalta, se sorprende. Comenta en redes, critica, ataca. No pueden creer lo que están viendo: la lista de 22 jugadores del medio local de Perú para enfrentar a Panamá. Se indignan por la presencia de jugadores como Víctor Cedrón, Jairsinho Gonzales o Aldair Rivadeneyra. Se indignan como si, por ellos, el técnico de Perú hubiese dejado fuera a un Neymar, un Cristiano, un Messi.
No se trata de una defensa de Pablo Bengoechea; es, más bien, una necesidad de ver más allá de la selección, o sea, al país. ¿Realmente es criticable esta convocatoria? ¿Es evaluable un proceso que solo tiene un año de plazo –la Copa América-? Primero, nadie sabe qué puede pasar más allá de Chile 2015. Segundo, no es un amistoso FIFA, lo que impide llamar a jugadores del extranjero. ¿Qué queda? Futbolistas del medio local.
De un medio que no entrega un crack a Europa desde Jefferson Farfán (2004).
Ahora, en los nombres se puede discrepar por que no está uno u otro, pero también vale decir que los técnicos de selección solo tienen uno o dos partidos para probar jugadores que en un futuro podrían ayudar en un partido oficial. Si no es ahora, ¿cuándo? No es lo mismo un microciclo que un partido de 90 minutos. No es lo mismo ser figura de Inti Gas que romperla en un amistoso con la selección ante 40 mil personas.
El amistoso solo sirve para eso. Seguir consolidando a algunos que ya tienen recorrido en la selección y tienen edad para llegar a Rusia 2018 (los Ávila, Yotún, Ruidíaz , Ramos). Y probar a otros que, muy posible, no van a estar en las listas finales porque simplemente no tienen el nivel. Los entrenadores de selección son, en realidad, eso: seleccionadores. Y en el fútbol peruano ese es un trabajo más bien hecho para exploradores submarinos.
¿Cuántos jugadores de 20 años son iguales o mejores que Cedrón o Hinostroza en este torneo? La crítica, durísima solo con los futbolistas y el técnico, debería tener otro enfoque, más macro: a los dirigentes de la federación que lidera Manuel Burga y que le ha entregado a Bengoechea un año de prueba. El palo es a él, que nuevamente ha perdido el control de una selección que necesita empezar de cero. Y que, según hemos visto en una foto, está pensando en sus vacaciones.