Redacción EC

y el próximo martes en Lima, y se enfrentan en partidos amistosos. Este duelo guarda algunas anécdotas y acá te las recordamos.


“Deséeme suerte ante Perú”
Era un viernes 10 de noviembre del año 2000 y la selección paraguaya estaba concentrada en la sede de San Bernardino en espera de su partido con Perú por las Eliminatorias para el Mundial 2002.  Hasta ese lugar acudió el famoso escritor paraguayo . Quería agradecerle en persona el noble gesto de Chilavert -del cual don Augusto no sabía y se enteró años después por amistades- que el arquero y capitán de la selección había sido quien pagó su operación al corazón a la clínica del doctor argentino Favaloro.

Ni bien lo vio venir se le acercó, lo abrazó efusivamente y muy despacito le dijo al oído: “Don Augusto sé a qué vino y, por favor, ninguna palabra, déjelo ahí. Hablemos de fútbol, usted lo jugó de joven y deséeme sí suerte para el partido con los peruanos”.

Roa Bastos le hizo caso y Chilavert no solo terminó anotando un gol de penal sino que el once guaraní nos goleó 5-1.

“Háganse expulsar, tírense al gramado”
Noche del 7 de febrero de 1992 en que Perú con su selección Sub 23 dirigida por Fernando Cuéllar enfrentaba en el Defensores del Chaco a Paraguay por las Eliminatorias preolímpicas de Barcelona 92. Los muchachos peruanos venían de perder con Brasil 1-2 y con Colombia 1-4. Era, pues, un compromiso clave para la gente de Cuéllar.

A los paraguayos los dirigía . El resultado final fue catastrófico. Perdimos 1-7 con una goleada que no tuvo explicación alguna. La anécdota saltó detrás de la alambrada. Y es que nada menos que el presidente de la delegación Salomón Jabiles gritaba voz en cuello a los jugadores que se hicieran expulsar o que fingieran estar lesionados para que así el árbitro diera por finalizado el partido antes de los 90 minutos y evitar más goles. Menos mal que nadie le hizo caso aunque los goles fueron llegando uno tras otro. Triste noche para la blanquirroja.

“El turrón de Doña Pepa”
Hacía pocas horas que habíamos llegado a Asunción y acudimos esa tarde al entrenamiento de la selección paraguaya que esperaba a Perú con Sergio Markarián como entrenador. Era la sede de Luque. De Lima habíamos llevado el famoso turrón de Doña Pepa de la Plaza San Martín que tanto le gusta a la esposa de Sergio, señora Elizabeth. Y así se lo hicimos saber al momento de saludarnos a un costado de la cancha. Sergio, bastante misterioso, miró de reojo el paquete y de arranque nos dijo: “En otra ocasión me lo haces llegar. Gracias por el gesto”. Quedamos intrigados y ahí mismo en la cancha pensamos que, a lo mejor, por su vieja desconfianza habrá pensado que le habíamos llevado algo así como una brujería o un maleficio desde Lima. Pero sucedió lo imprevisto: terminado el entrenamiento, se nos acercó para preguntarnos por el turrón porque había cambiado de parecer.

“Si le cuento a mi esposa esto, no sé qué me iba a decir si dejaba de llevárselo. Gracias nuevamente”. Y se fue con el turrón y en la cancha nos volvieron a ganar y por goleada por las Eliminatorias de Japón-Corea 2002.

“La venganza con lisuras”
En Lima ese 30 de marzo del 2000 por las Eliminatorias 2002 habíamos ganado 2-0 con aquél golazo del ‘Chorri’ a Chilavert en el arco de la Tribuna Norte. Ahí nomás llegaría el penal que le tapó al mismísimo Chilavert. Y el gol de Ñol Solano definitivo. Esa noche mientras Markarián se fue con su selección paraguaya derrotada, la peruana de ‘Pacho’ Maturana celebró como nunca ese primer triunfo eliminatorio. Rumbo a los camarines, Ibáñez diría: “Me la jugué para la izquierda porque Chilavert acostumbra patear a ese lado.

Lo demás fue suerte”. Chilavert, en otro sector de la cancha, comiéndose su bronca solo comentó que de esa jugaba prefería  no hablar. Ya en el partido de vuelta en Asunción el arquero paraguayo se dio el gusto de hacerle un gol de penal a Ibáñez. Y no solo terminó de gritarle en su cara ‘hijo de p…’ sino que hasta lo terminó escupiendo cuando Óscar solo había ido ante él a darle la mano tras el 1-5 en contra.

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