Quién es realmente hincha de la selección, por Miguel Villegas
Quién es realmente hincha de la selección, por Miguel Villegas
Miguel Villegas

Definamos, primero. se explica desde un termómetro que no todos aceptan pero es real. Están los llamados 'turistas', acusados hasta del gol que falla el ‘9’, que aprovechan un partido importante para ir al estadio y nada más. Están los simpatizantes, cuya filiación con su equipo es más cercana, territorial diría, y aunque su vida no gira en torno a él, saben de estadísticas, historia e incluso colgaron alguna vez un póster en la pared. Y están los hinchas fanáticos, aquellos personajes con códigos inexplicables para el común de la gente, que sacrifican domingos, feriados, Días de la Madre, sueldo y muchas otras cosas, por caminar siempre bien puesta la camiseta. No para hacer una selfie con el celular: están allí para alentar, para participar y cuestionar, para respirar en la tribuna porque, instintivamente, lo necesitan. Si pierde su equipo, pierden ellos. Es un vínculo para el que no todos están –estamos- preparados. Y así hasta viejos.

En ese sentido, la selección tiene pocos, muy poquitos hinchas. No sé cuántos de los que están leyendo esta nota podrían decir: “Sí, yo sí soy”. Simpatizantes, quizá. Hinchas, lo dudo.

Perú juega el 6 de octubre contra la Argentina de , sin Messi. Y aunque eso abre un debate natural entre periodistas y la gente, también desnuda el poco respeto que existe sobre el que es el gran responsable de que este deporte crezca: los hinchas. Es una discusión ofensiva pero real: los que querían ir al estadio solo para ver a Messi deben estar prohibidos, los que ya no irán porque no viene son antipatriotas y solo los que se acamparon desde el lunes por un boleto, ellos sí, son los hinchas que merece la selección.

¿Es justo acusar así a quienes han esperado años por ver al mejor jugador del mundo en Lima? ¿Por qué soy menos peruano si voy a la cancha con mi hijo y le muestro el Estadio Nacional con la curiosidad de un turista? ¿Lo soy más si regreso afónico a mi casa? Que el fútbol es una actividad colectiva, sin duda, es un juego de grupo; pero también se vive de una manera muy íntima, personal, en el que cada quien decide sus afectos, su intensidad, su fuego.

Nadie tiene por qué enojarse si descubre en estos días que no es hincha de la selección. Si su cariño es, digamos, esporádico. ¿Cuántas cosas realmente nos unen a todos? Y aunque el fútbol no tiene por qué explicar el país -es a la inversa-, siempre es una buena oportunidad. A los estadios de fútbol se va a alentar, sin duda, como a los conciertos a cantar, a las marchas a arengar, a los teatros a aplaudir. Si su vida continúa igual después de este Perú-Argentina, nadie podrá culparlo. Eso sí, si su rutina cambia, bienvenido. Las cosas serían distintas si fuésemos más.

LEE TAMBIÉN

Contenido sugerido

Contenido GEC