Carrillo tratando de perforar la defensa. (Foto: Daniel Apuy/El Comercio)
Carrillo tratando de perforar la defensa. (Foto: Daniel Apuy/El Comercio)
Pedro Canelo

A 30 minutos de que culminara el ante El Salvador, Jefferson Farfán ingresó al campo del estadio Robert F. Kennedy para tratar de resolver la ineficacia en ataque de la Blanquirroja. Con 34 años, y algo golpeado, el hombre del Lokomotiv se convirtió en el preocupante diagnóstico de una enfermedad crónica. Seguimos sin encontrar la eficacia, seguimos lejos de hacer daño en la última línea. Seguimos sin encontrar ese recambio generacional en la delantera. Ante el luchador equipo centroamericano, la todavía no encuentra ese gol salvador.

Yordy Reyna, quien reemplazó a Farfán desde el inicio del encuentro, tuvo una oportunidad muy clara en el arranque. Su remate chocó en el golero Hernández y, a partir de allí, las ganas de gritar un tanto se convirtieron en un silencio incómodo.

Más allá de que El Salvador encontró el primer gol sin haber disparado al arco de Gallese (fatal autogol de Trauco a los 61), lo que inquieta es que pasan los meses y seguimos sin cubrir con tranquilidad el vacío que dejó Paolo Guerrero como ‘9’. Ya no es una crítica individual, sino un dilema generacional. Que sigamos apostando por Farfán –así no esté al 100%–, que contemos los días (9) para que Paolo vuelva a jugar, es una forma de concluir que aún no aparecen nombres para una saludable renovación en esa zona del campo.

—Reacción tardía—

Reyna comenzó a bloquearse luego de sus primeras chances de gol, se sintió deshallado como ‘9’ y las otras modificaciones estuvieron lejos de ser una solución. Beto da Silva, en tremenda calamidad por lo que ha vivido, volvió a lesionarse a los pocos minutos de haber ingresado y Andy Polo se contagió de la desidia de sus compañeros.

Para ser más precisos con la información, es oportuno recordar que El Salvador cambió a nueve jugadores de su once titular. Precisamente uno de sus principales nombres, Óscar Cerén, ingresó impetuoso en el cierre del cotejo y ofreció una didáctica demostración de cómo se debe definir.

Encaró a Gallese y colocó el balón con potencia en la red. Suficiente. Parece simple pero nos cuesta demasiado hacer lo mismo.

Remates desviados frente al arco (Carrillo en el primer tiempo y Farfán en el cierre), juego aéreo intermitente y falta de ideas ante un sistema netamente defensivo de los salvadoreños. Quedó claro cuál sigue siendo la deuda de esta selección peruana: encontrar al delantero que sea garantía goleadora mientras esperamos a Guerrero. Porque sí, lo mostrado en los últimos nueve meses en amistosos hace justo y necesario el retorno de Paolo. Así no esté al 100%, la estadística nos dice que desde el gol de Ruidíaz a Islandia (hace un año), los únicos ‘9’ que se han hecho presente con la bicolor son Paolo y su compadre Jeffry. ¿Tenemos más? Por ahora, parece que no.

A Ricardo Gareca, delantero implacable en los 80, solo le faltó ponerse el short y salir a jugar. Esta derrota es una alerta para apagar cualquier entusiasmo excesivo, pisar tierra con urgencia y entender que el trabajo es seguir buscando a los relevos de aquellos protagonistas de la clasificación a Rusia (y que no podemos mover de sus puestos). En EE.UU., el país donde se cumplen los sueños, muchos convocados se quedaron como una simple ilusión.

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