"La selección requiere que se diga la verdad", por Elkin Sotelo
"La selección requiere que se diga la verdad", por Elkin Sotelo
Elkin Sotelo

La jerarquía en un futbolista es un concepto gaseoso y manoseado, pero imprescindible. No es precisamente el talento o temperamento que se tiene para jugar a la pelota -como en todo, en ello hay mejores y peores-; la jerarquía en una cancha tiene que ver con la correcta toma de decisiones en situaciones límite del juego: en presión, dolor, agotamiento, cólera, orgullo, éxito, derrota... Complementado con una perfecta preparación física y cualidades futbolísticas, la jerarquía es el plus que un futbolista le tiene que ofrecer a su selección para intentar resultados.

No confundir tampoco con el compromiso ni el sacrificio que son componentes básicos. La jerarquía va más allá; es el colofón de la madurez y experiencia en altos niveles y mercados competitivos; el respeto que incluso irradia hacia el rival y que juega a favor en los nervios del uno contra uno. Eso que en Eliminatorias Sudamericanas el Perú presenta en dosis pequeñas, mínimas, ínfimas.

Hemos perdido en La Paz con justa razón. Muchos de los que hicieron una buena Copa América Centenario hoy revivieron viejas taras de formación. La mayoría de jugadores nacionales carece de la bendita jerarquía para sostener carreras importantes en alto nivel. Hace unos años hablábamos de 'Solanito' Guevara o Balbín en la Copa con Markarián, Advíncula o Ascues en Chile 2015 o Christian Ramos y Trauco en la Copa Centenario. Nombres del momento que ilusionaban. Así es como se nos va la hora en el mismo paradero.

No veo que el desastre de la temprana eliminación de Rusia 2018 sea de Ricardo Gareca. Sí creo que desde el inicio debió ser más honesto en su discurso. Este país ya merece que uno de los protagonistas oficiales de la selección, sea el técnico o dirigente en curso, por primera vez en la historia, exponga a la opinión pública por qué no existe la capacidad de lograr que los pocos jugadores que pueden ayudar a competir, no entran en el rigor disciplinario que se necesita. Por qué los que tienen jerarquía no tienen compromiso y por qué los que tienen sana voluntad no tienen jerarquía. No pido que regresen los Pizarro, Zambrano, Vargas o Farfán con la actitud e indolencia de siempre; aliento a que el Perú no siga permitiendo que sus pocos hombres competentes se conviertan en problemas más que en soluciones.

La selección nacional no necesita otro entrenador, requiere que se diga la verdad. Para empezar.

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