En los últimos cinco años, las cuentas fiscales del Gobierno Peruano se han debilitado. Según el Ministerio de Economía (MEF), en el 2017 los gastos del Estado sobrepasaron a sus ingresos por el equivalente a 3,1% del PBI, el déficit más alto en 17 años.
Esto –argumenta el MEF– obedece a una importante caída en los ingresos fiscales y a un incremento persistente del gasto corriente. Los ingresos fiscales registraron caídas consecutivas en los últimos cinco años, lo que ha originado que el nivel de presión tributaria alcanzado el año pasado, de 12,9% del PBI, sea el más bajo de los últimos 15 años.
Asimismo, el gasto corriente ha aumentado casi en dos puntos porcentuales del PBI en los últimos seis años, manteniéndose en niveles históricamente altos “debido a la implementación de políticas salariales y al incremento del gasto no crítico”, asegura el MEF.
Esta realidad plantea la urgencia de implementar medidas que permitan impulsar el crecimiento económico, resguardando la sostenibilidad fiscal. El MEF advierte en su último Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas que de no implementarse medidas fiscales creíbles, el déficit continuará en niveles elevados e insostenibles, mientras que la deuda pública sobrepasará en unos años su límite legal de 30% del PBI.
En la misma línea, tanto el Consejo Fiscal como el Banco Mundial (BM) coinciden en advertir que de no cumplirse la consolidación fiscal propuesta por el MEF, la deuda podría hacerse insostenible en el mediano plazo, pues mantendría una trayectoria creciente permanente.
La trayectoria planteada por el MEF va desde un déficit fiscal de 3,5% del PBI este año hasta una brecha de 1% del PBI en el 2021. Esta senda es consistente con una deuda pública que se acerca a 27% del PBI y se mantiene estable en ese nivel. Esta última proyección se basa en dos premisas: la actividad económica crecerá cada año por encima del 4%, hasta llegar a 5% en el 2021, y no habrá ningún choque negativo y repentino en el sector externo (exportaciones y condiciones financieras internacionales).
El Consejo Fiscal considera que la proyección del MEF siguiendo esos dos supuestos es creíble. Sin embargo, este colegiado advierte que los números cambian de manera importante al hacer simulaciones en escenarios diferentes. Así, de mantenerse la trayectoria de ingresos y gastos que plantea el MEF, pero con un escenario en el que la economía peruana sufre una desaceleración del crecimiento hasta 3,5%, a lo que se suma un choque financiero (subida de tasas de interés internacionales y depreciación del sol) y una caída en los precios de las exportaciones, la deuda pública rompería el límite legal de 30% del PBI antes del bicentenario.
La buena noticia –destaca el CF– es que el endeudamiento no seguiría una trayectoria permanentemente creciente, sino que tendería a estabilizarse una vez superado el techo de 30%.
BAJO ESTRÉS
¿Y qué pasaría si no se cumple la consolidación esperada por el MEF? Si el déficit en los próximos tres años fuera 0,5 puntos porcentuales superior a lo proyectado, en un escenario de choques externos de impacto moderado, la deuda tendería a 33% del PBI. Si los choques fuesen más severos, la deuda alcanzaría el 36% del PBI. Lo más grave –advierte el Consejo Fiscal– es que esa deuda seguiría una trayectoria explosiva en lugar de estabilizarse, con lo que se gatillaría una crisis de deuda.
En esa línea, el BM subraya que el Gobierno Peruano requiere tener un déficit fiscal de 1% del PBI en el mediano plazo si quiere lograr que su deuda pública se mantenga estable como porcentaje del PBI y no se vuelva insostenible.
Sin embargo, el organismo multinacional resalta que el Perú todavía tiene espacio fiscal para manejar niveles de deuda superiores al actual sin perder el grado de inversión. Para que el país pierda esa categoría, el endeudamiento del Gobierno tendría que escalar hasta 37% del PBI, según los cálculos del Banco Mundial.
RECETA PARA EL AJUSTE
El desafío de lograr un ajuste fiscal ambicioso pasa por una combinación de elevar los ingresos públicos y, al mismo tiempo, reducir el gasto. Esta es la receta en la que el Consejo Fiscal, el Banco Mundial y el ministro de Economía, David Tuesta, coinciden.
El presidente del Consejo Fiscal, Waldo Mendoza, ya ha resaltado que la propuesta del titular del MEF es “buenísima”: recortar gastos innecesarios para liberar recursos que se puedan destinar a inversión pública (con alto efecto multiplicador sobre la economía), al tiempo que se busca aumentar la recaudación.
La lectura del Banco Mundial es similar, y suma dos importantes recordatorios. El primero es no hacer recortes en la inversión pública, pues se “pondría seriamente en peligro el crecimiento futuro”.
Además, advierte que no se deben recortar los gastos en transferencias sociales porque ello perjudicaría a los miembros más vulnerables de la sociedad, en un contexto en que se requiere fortalecer la lucha contra la pobreza.
Finalmente, el organismo advierte que la consolidación fiscal se tiene que hacer gradualmente y no de manera brusca. Hacer ajustones ‘de golpe’ en el pasado le ha costado a la economía peruana un promedio de 0,14 puntos porcentuales de crecimiento del PBI desde 1960.