Con una infraestructura de comunicación digital muy limitada y precaria, la educación a distancia o remota –como han querido llamarla en el Ministerio de Educación (Minedu)– no está funcionando al 100% en los institutos y escuelas privadas. ¿La razón? Ni las propias instituciones ni los estudiantes cuentan con los recursos para empezar sus clases lejos de las aulas físicas. Frente a esa realidad, que ha encontrado respuesta en la postergación del inicio del ciclo estudiantil, desde la Asociación de Institutos Superiores Tecnológicos y Escuelas Superiores del Perú (Asiste Perú), su presidente Julio Cárdenas, analiza el futuro de un mercado afectado por la deserción de estudiantes.
Definitivamente, el país después de esta pandemia no va a ser igual, en el caso de los institutos y escuelas de educación superior, ¿cuál era la situación de este mercado antes del coronavirus?
Hasta el 2019, el mercado albergaba 465.000 estudiantes, 71% estaban matriculados en institutos privados y 29% en institutos públicos. El crecimiento de ese año fue de alrededor de 5% y esa población era albergada por 864 institutos, de los cuales 487 eran privados y 377 eran públicos.
¿Ese 5% ha sido el crecimiento promedio de los últimos años?
En los últimos cinco años sí y para este año esperábamos un porcentaje similar, pero para desarrollar la educación superior tecnológica en el país tiene que haber un consenso entre empresas, Gobierno y academia, un trabajo conjunto para cambiar muchos paradigmas porque en nuestro país todavía se prefiere la educación superior universitaria y de cada diez estudiantes ocho eligen una universidad y solo dos un instituto.
¿Cómo les ha ido con el licenciamiento?
Entre los privados, 68 institutos ya han sido licenciados y entre los públicos solamente cinco. Eso refleja que la educación superior tecnológica, por lo menos hasta el 2019 según cifras del Minedu, ha estado soportada por el sector privado.
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Pero, igual las cifras son bajas.
Sucede que el licenciamiento de los institutos, a diferencia del de las universidades que comienza en el 2015, recién empieza en el 2018 y según un cronograma del Minedu, se establece que en cinco años se terminará el proceso. Se comenzó con los privados y esa es la razón por la que hay más privados que públicos licenciados.
Pero ya estamos entrando al tercer año y no tenemos ni a la cuarta parte.
Claro, pero a cerca de 80 institutos privados que no han obtenido el licenciamiento, se les ha otorgado un año adicional para que cumplan con todas las condiciones básicas de calidad, aunque también hay otro grupo al que se le ha denegado el licenciamiento.
TRABAJO CONJUNTO
Y, frente a la realidad actual marcada por el coronavirus, en un mercado que crecía alrededor de 5% en alumnado y con un proceso de licenciamiento que no ha avanzado como se esperaba, ¿cuál es el principal mea culpa que hacen frente a su labor educativa?
Si tenemos que hacer un mea culpa, el no haber logrado un consenso entre todos los actores es lo primero porque la educación tecnológica es una necesidad para el país porque hasta el año pasado los estudios arrojaban que uno de los problemas de las empresas era, justamente, conseguir técnicos. Y eso se ha repetido en los últimos cinco años.
¿Qué están haciendo para responder a esa demanda?
Como decía, cualquier solución que se dé a nivel país tiene que ser consensuada entre los tres actores: gobierno, empresa y academia. Ante la falta de técnicos en algunas ramas, la academia puede tener disposición pero si las empresas no nos dicen cuántos técnicos necesitan en los próximos años en una carrera específica, difícilmente vamos a poder proyectar una demanda. Pero, no es el trabajo de un sector, es un trabajo articulado.
¿No han conversado con los gremios empresariales considerando que hay empresas que trabajan sus bolsas de trabajo de la mano de las propias universidades e institutos?
El gobierno está haciendo un esfuerzo importante con el llamado Marco Nacional de Cualificaciones para establecer criterios de normalización de puestos de trabajo. Se ha comenzado con minería y agroexportación, están participando las empresas de ambos sectores y también se ha invitado a la academia. Se esperaba que este trabajo termine a fines de este año o inicios del próximo pero por la crisis recién debe terminarse el otro año.
EFECTO CORONAVIRUS
Precisamente, tras el estallido de la pandemia, que nos tiene confinados a la gran mayoría del país en nuestras casas, ¿qué tanto han sentido el golpe más allá de tener las aulas cerradas?
A nosotros nos ha tocado vivir el inicio de la pandemia y del aislamiento social obligatorio en el momento menos oportuno porque en marzo, generalmente, se matriculan los nuevos estudiantes y los regulares, pero esta situación ha tenido un impacto económico.
¿A cuánto asciende ese impacto?
El nivel socioeconómico preponderante en los institutos y escuelas de educación superior se centra en jóvenes de los NSE C y B, que es un segmento muy sensible a las condiciones económicas del país, y por eso las instituciones educativas manejan mecanismos de apoyo como becas y extensiones de pago por pensiones adeudadas del ciclo anterior. Además, al menos 50% de los estudiantes solventan sus estudios con sus trabajos, vinculados mayormente a los sectores comercio y servicios y ganan el mínimo, por lo que no les es fácil equilibrarse económicamente. Y, la otra gran parte son estudiantes solventados por sus familias que provienen, en muchos casos, del sector informal.
Entonces, ¿el efecto ya se ha empezado a sentir?
Claro, ya lo hemos vivido en esta matrícula porque, a pesar de los esfuerzos, las distintas instituciones educativas que formamos parte de Asiste Perú, solo hemos logrado el 80% de las matrículas que esperábamos, hemos tenido una contracción de 20%. Eso significa que 65.000 chicos no se han matriculado por efectos precisamente del impacto económico [por la pandemia].
Con este primer golpe, ¿qué esperar en lo que resta del año?
La verdad es que si el gobierno no actúa, lo que vamos a ver es un cierre masivo de instituciones de educación superior.
¿Por qué llegaría a ser masivo?
Porque estimamos que ese 20% podría llegar a 50% o 60% de deserción y las instituciones educativas generamos recursos a partir de las pensiones, y si los estudiantes no pueden pagar, las instituciones van a optar por cerrar. Si no es en agosto será antes porque no van a cumplir con sus tres principales obligaciones: docentes, plana administrativa y gastos operativos.
¿Cómo impactará todo esto en los números de los institutos?
Este año, las condiciones son bien particulares y muy negativas, y como el problema es que entre 70% y 80% de nuestros estudiantes provienen del sector B y C, que son los más afectados por este problema, vamos a tener un déficit de dinero para pagar las cuentas más importantes y cuando llegue la siguiente matrícula, en agosto o setiembre, va a haber un sinceramiento de estudiantes y si ellos o sus padres han perdido sus empleos, no se van a matricular ni van a pagar lo que adeudan.
¿Se vienen tiempos más difíciles?
En este momento, es difícil que una institución educativa que ya ha perdido el 20% de sus estudiantes vaya a tener mucho más tiempo de operación. De hecho, la situación no es igual para todos pero un buen número de instituciones ya ha tenido problemas para pagar la planilla de marzo y, obviamente, la de abril. Y muchos no están dando las clases virtuales porque no tienen las condiciones para dictarlas y los estudiantes tampoco. En el caso de la institución que represento, que es La Pontificia de Ayacucho, el 50% de los estudiantes no tiene computadora ni internet, por lo que una educación 100% virtual en las condiciones actuales, no es posible.
¿Qué porcentaje de los institutos podrían cerrar sus puertas por los niveles de deserción?
Estimamos que entre el 60% y 70% de los institutos estarían cerrando operaciones en menos de seis meses.
¿Tan dramático podría ser el resultado?
Sí, una caída de la matrícula de 50% o 60% es inviable porque con esa caída no se puede pagar alquileres, servicios ni las planillas.
RESPUESTAS INMEDIATAS
¿La pandemia va a ser más efectiva que el licenciamiento?
(Risas) Mire, hay que analizar bien el tema porque tenemos muchas instituciones, entre pequeñas y grandes, que con una caída del 60% en las matrículas, no lo van a poder soportar, incluso hay instituciones licenciadas que van a tener que cerrar.
De cerca de 500 institutos particulares, ¿qué porcentaje está brindando la educación a distancia?
Menos del 30%.
Una cifra bastante baja.
Eso tiene su razón, la adaptación a la educación virtual no se logra de una semana a otra por más buenas intenciones que tengamos. Y, por eso, muchas instituciones están reprogramando sus clases a partir de mayo y después, probablemente, se pueda dar un formato semipresencial porque van a haber restricciones para la asistencia de los estudiantes.
Pero es muy probable que las clases presenciales no empiecen en mayo sino en junio, ¿están preparados para una nueva recalendarización?
Estos meses están siendo bien difíciles para la mayoría de las instituciones porque, como comprenderás, si las clases se reprograman para mayo o junio, los estudiantes van a comenzar a pagar recién ahí, y aunque estos meses no hay ingresos, tenemos que cumplir con las obligaciones cotidianas y para ello es importante el apoyo del gobierno, tanto para educación y salud, que deben ser los dos pilares sobre los que se debe mover el país en los próximos meses.
¿Qué están solicitando en ese sentido?
Estamos pidiendo apoyo para los estudiantes para que mediante becas o préstamos estudiantiles puedan continuar sus estudiantes y no frustren su formación porque si ya se han ido 65.000 alumnos, el peor escenario es que se vayan 135.000 más. Eso significa 200.000 jóvenes, entre 18 y 23 años, sin trabajo y sin la posibilidad de estudiar. Desde el punto de vista social eso es una bomba de tiempo que no debemos dejar que se active.
Y como medidas de apoyo para los propios institutos, ¿qué solicitan desde Asiste Perú?
Creo que el mecanismo más adecuado es el apoyo a los estudiantes porque las instituciones educativas son muy diversas y por eso habría que pensar en mecanismos diferenciados no solo para la microempresa sino también para la pequeña empresa. De las 487 instituciones educativas, por ejemplo, 93% están en el régimen mype y de ese 93% un 50% podría acogerse al programa Reactiva Perú, pero para la pequeña empresa ese mecanismo no va a ser suficiente, igual que para la mediana empresa, que también está sufriendo los embates de esta crisis económica.
¿QUÉ ES ASISTE PERÚ?
La Asociación de Institutos Superiores Tecnológicos y Escuelas Superiores del Perú (Asiste Perú), tiene cerca de 30 años en el mercado y está conformada por 23 instituciones educativas, entre las que se encuentran: Toulouse Lautrec, Cibertec, Zegel Ipae, Sise, Certus y La Pontificia de Ayacucho. Sus miembros provienen de Lima, Arequipa, Cusco, Huancayo y Ayacucho.