El consumo de carne de cerdo en el Perú creció 230% entre 2008 y 2018, pasando de 3,5 kilos per cápita a 8, superando incluso al de res. Este año se espera que cierre en 8,5 y hacia el 2021 que trepe a 10.
Aunque aún está por debajo de la media de países vecinos y de Europa y Asia (60 y 70 kilos), el aumento habla de la existencia de una mayor demanda explicada por varios factores. Para empezar, se trata de una mejor aceptación de esta proteína, pese a la percepción popular que la asocia a enfermedades como la triquina.
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Dicha creencia, explica Luis Trujillo, especialista de la Dirección de Ganadería del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), se sustenta en la escasa sanidad y tecnificación que aún persiste en la crianza de traspatio, en pequeña escala. Sin embargo, de las 240 mil tonelada de carne de cerdo que se producen por año en el país, la mayoría (75%) proviene hoy de granjas tecnificadas, explican en la Asociación Peruana de Porcicultores (APP), que agrupa a 64 granjas que representan dicha oferta. “Las empresas tecnificadas están creciendo a tasas muy grandes”, afirma su gerenta general, Ana María Trelles.
En efecto, Redondos y Corporación Rico -que son las empresas productoras más grandes del país- están en ese camino. La primera -con operaciones en el norte chico y Chincha- invirtió US$20 millones en una granja en Pisco el año pasado, que le permitirá incrementar en 30% su producción, informa a Día1 su gerente general, Jorge Beleván. En tanto, la segunda, tiene 7 mil madres y proyectaría llegar a 10 mil, cuenta José Barranca, jefe de producción de HY Genetics, representante de la casa genética canadiense Hypor.
La firma -que ha sido proveedora de la empresa arequipeña- comenzó en el negocio hace cinco años como productora y hoy cuenta con 1.500 madres que prevé incrementar hasta 10 mil hacia 2021. “Tenemos un crecimiento del 60% en ventas de carne”, apunta el médico veterinario.
La inversión en razas híbridas, con menos grasa y mayores rendimientos (hasta 50%) en menos tiempo de engorde (66%), está detrás del ‘boom’. Por ejemplo, HY Genetics, que comenzó a operar hace año y medio, hoy cuenta con 20 clientes; y PIC Perú, con 35 años en el mercado y 15 como proveedor local de genética norteamericana, posee 27 clientes y desde hace dos años importa verracos y hembras reproductoras dos veces por año y ya no una.
Considerando que el costo promedio por madre (infraestructura incluida) asciende a US$4.000, según la APP y las casas genetistas; y que en el país desde el 2014 se suman 5.000 cabezas a dicha población por año, según el Minagri, es posible estimar que la inversión anual en genética de punta ascendería a US$2 millones.
Pero la genética no lo es todo. Desde el 2017, la APP y sus socios invierten por año US$250 mil en la campaña “Come cerdo, come sano”, que busca destacar las bondades nutricionales de la carne de cerdo y su versatilidad en la cocina peruana. En esa línea, Trelles cuenta que se está innovando en cortes para atender la demanda sobre todo del canal moderno. Es que -desde la otra punta de la cadena- son los supermercados y restaurantes los que están impulsando el auge, explica José Cadillo, especialista en cerdos de la UNALM.
¿DE EXPORTACIÓN? En un escenario de una menor oferta de China (el mayor productor y consumidor global) por una disminución de cabezas infectadas con fiebre porcina clásica, el Perú podría encontrar “una ventana” para lanzarse al mercado externo. Así lo señalan las fuentes consultadas, que informan que el Senasa está trabajando en el establecimiento de zonas de compartimento libres de la enfermedad para granjas de Redondos y Corporación Rico. También buscaría declarar libre de esa enfermedad a Moquegua, Tacna y Arequipa hacia el bicentenario.
Día1 consultó al Senasa y ambas compañías, pero al cierre de este artículo no confirmaron el dato. En su caso, Redondos precisa que están trabajando para exportar. Según Trelles, tomaría hasta dos años obtener las certificaciones para exportar.
¿Podría este plan restringir la oferta local? No lo ven así las fuentes, considerando el incremento anual de la producción de los últimos cinco años (7%). En efecto, hoy la industria puede reemplazar las importaciones, que suponen el 3% del consumo y consisten en cerdos enteros y subproductos como piel, grasas, cortes con y sin hueso orientadas a hoteles y restaurantes, apunta la gerenta. “Estamos en condiciones de proveer a los importadores, no a precios mayores, sino estables”, asegura. El sector no pierde oportunidad mientras avanza hacia su próximo capítulo.