"Casi la totalidad de empresarios no tiene seguridad sobre cuál será el impacto de la pandemia". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Casi la totalidad de empresarios no tiene seguridad sobre cuál será el impacto de la pandemia". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alek Brcic Bello

Ayer se cumplieron 16 años desde que el primer ejemplar de Día1 fue publicado. Y aunque el Perú ha cambiado muchísimo desde entonces (hoy el PBI y las exportaciones triplican lo que fueron en el 2004), este semanario ha logrado consolidarse como un referente para fomentar el desarrollo empresarial del país.

De manera ininterrumpida cada lunes en su edición impresa –y ahora también con contenido exclusivo publicado en la web–, Día1 ha caminado junto a las peruanas en los meses buenos y, también, en los tiempos más álgidos. Hoy que la lleva más de dos meses con el motor en neutro, la relevancia de este semanario se torna fundamental.

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Y es que la crisis sanitaria y el aislamiento social obligatorio han sacado a la luz elementos comunes en el empresariado nacional que no distinguen el tamaño de la compañía, los montos facturados ni los años en el negocio. Se trata de preocupaciones que quitan el sueño tanto al jefe de una corporación multinacional como al dueño de una bodega de barrio, y también características que llenan de orgullo a ambos.

La primera es que hoy todos caminan en un terreno incierto. Casi la totalidad de empresarios no tiene seguridad sobre cuál será el impacto de la pandemia, cuándo volverá a operar o si podrá retomar sus operaciones con un ritmo similar al que tenía antes de que se decrete la emergencia sanitaria. Solo en los últimos dos meses, en estas páginas se han pronunciado al respecto, entre otros, el CEO de Natura para América Latina, el cofundador de Rappi, el director ejecutivo del Grupo Gloria y la cabeza de Sky Airline en el Perú.

Si esa es la sensación que sienten los ejecutivos de algunas de las empresas más importantes que operan en el país, lo que viven emprendedores, trabajadores independientes y pequeños empresarios con más de dos meses sin producir, es asfixiante. El Gobierno, lamentablemente, contribuye con mucha de esta incertidumbre al no comunicar adecuadamente sus decisiones con respecto a la cuarentena y a la reactivación.

Una segunda característica está relacionada a los cambios que llevan a cabo las empresas para afrontar una coyuntura económica distinta. La transformación que vemos en un gran número de empresas locales es reflejo de la creatividad peruana. En el sector hotelero, por ejemplo, la ampliación en el enfoque de negocios para ofrecer alojamiento mensual, anunciado este mes en Día1 tanto por el grupo Accor como por Intursa, son solo un par de gotas en un mar que involucra a todos los rubros económicos.

Finalmente, las muestras de solidaridad que han surgido durante la cuarentena son inmensas y sin precedentes. El número de empresas que ha tomado acción directa para aliviar el mal momento que vive la población más vulnerable, así como para apoyar a médicos y hospitales, se cuenta por los cientos. Si algo demuestra esto, es que en el Perú el sector empresarial es consciente de que en esta situación estamos todos y que juntos saldremos de ella.

Tarde o temprano la pandemia terminará, se encontrará una vacuna y la economía volverá a operar con normalidad. Cuando ello ocurra, el equipo de Día1 estará atento para dejar constancia en sus páginas de este episodio inolvidable. Y antes de ello, también.

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