En la campaña electoral en curso, varios candidatos están apelando a anuncios extravagantes y de poco contenido.
En la campaña electoral en curso, varios candidatos están apelando a anuncios extravagantes y de poco contenido.
Redacción EC

(Julio Pérez Luna - Colaborador) Cada vez que hay elecciones, aparecen. Me refiero a las gráficas y acciones de publicidad extravagantes -los expertos consultados en esta nota coinciden en no calificarlas como creativas- que tienen como protagonistas a los candidatos. 

En esta campaña regional y municipal 2018, por ejemplo -y yendo de menos a más en el orden de lo insólito-, tenemos al fuerzapopulista “Ditel” Columbus vestido de karateca; al postulante a Chilca, Juan Landeo, afirmando que no fallará porque “yo no soy tu ex”; al postulante Ángel Durán en una imagen de Facebook, sobrevolando Huaraz como un anime alado. Y, para cerrar con broche de oro, a la huancaína Yésica Procil que se casó -simbólicamente, claro- con la honestidad, en un evento que reunió mucha prensa. La honestidad, en dicho caso, no fue más que un tipo vestido completamente de blanco. 

Pero más allá de enumerar estas excentricidades –y ceder ante su exasperado pedido de atención-, la idea de estas líneas es analizar la razón de su existencia y poner el termómetro ‘marketero’ a esta campaña que, afirman los expertos, es la más “fría” en mucho tiempo. 

Para Daniel Olivares, director de comunicación política de Copiloto, el cambio de gobierno y los “CNM audios” han provocado que “todo el mundo esté ajeno a la campaña. Faltan dos meses y todavía no “calienta”. Por eso, muchos aún están en el primer objetivo: llamar la atención a través de las burlas que puedan causar. Pero no han pasado de eso a la propuesta concreta”. 

El publicista César de María, no solo califica esta campaña como hueca; también lamenta que, mientras cada vez más marcas se esfuerzan por ofrecer lo mejor de sí mismas, los políticos tratan al ciudadano como a alguien capaz de elegir influenciado por “cualquier imagen o frase ridícula”. 

De María, vicepresidente creativo en Publicis/Red Lion, abre otro aspecto normalizado: las promesas inviables que decoran nuestras calles en estos días. “El votante no sabe cuáles son los problemas específicos de un distrito, porque los políticos no los muestran. Entonces cree que las dificultades son aquellas generalidades de siempre: inseguridad, corrupción y desempleo”, comenta. 

No obstante, para Olivares, “la gente ya no ‘compra’ esas frases hechas sin contenido ni realidad de fondo. Las generalidades no terminan de prender”. 

Entonces, ¿qué prende? Según Benjamín Edwards, socio y director de Negocios de 121Tribal, “un electorado tan apolítico, que vota de forma obligatoria y tiene poco espíritu crítico; al final va por quien tiene un aspecto de “gestor” y menos anticuerpos”. 

En una campaña en que, como refiere Olivares, “todavía nada ha encajado ni prendido” ojalá que, a falta de dos meses, se acabe el circo de una vez y que la publicidad realmente nos ayude a decidir. 

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