Tal como anticipó el IPE en mayo del 2023, la inversión privada culminó el año acumulando seis trimestres de caídas consecutivas. La falta de grandes proyectos que sustituyan a Quellaveco y las repercusiones de la conflictividad social sobre la confianza empresarial pasaron factura. En el comienzo del 2024, y ante la ausencia de interrupciones sobre la actividad económica, diversos indicadores ofrecen indicios de un dinamismo mayor al previsto en la ejecución de proyectos del sector privado. Afianzar esta incipiente recuperación, más allá de los efectos estadísticos, será uno de los principales retos del nuevo MEF.
Balance del 2023
De acuerdo con cálculos del IPE, la inversión privada disminuyó 7,3% en el 2023, la tercera mayor caída de las últimas dos décadas, solo superada por lo ocurrido durante la crisis financiera global del 2009 y la pandemia del 2020. Este resultado negativo habría restado 1,5 puntos porcentuales al crecimiento de la economía peruana durante el 2023.
Cuando la inversión privada crecía a un ritmo anual de 13,8% entre el 2004 y el 2013, la pobreza se reducía casi cuatro puntos porcentuales por año.
Pese al balance negativo, la inversión privada comenzó a moderar su caída principalmente durante el último trimestre del año, con un retroceso de 2,6% según estimaciones del IPE, y luego de acumular una contracción de casi 9% en los tres trimestres previos. Esta mejora fue mucho más evidente en el sector minero, donde las inversiones sin considerar Quellaveco registraron en promedio un crecimiento real anual de 3,6% de octubre a diciembre. El mayor desempeño refleja un incremento en el gasto de equipamiento minero en otros yacimientos como Antamina, lo cual anticiparía mejores resultados a los previstos para el 2024.
Perspectivas 20024
Los indicadores vinculados a la inversión privada han registrado una significativa mejora en el comienzo del año. Ello refleja la disipación de choques adversos que interrumpieron actividades como la construcción durante el episodio de conflictividad social de inicios del 2023.
El consumo de cemento, por ejemplo, habría registrado un crecimiento anual de 7,8% en enero, luego de 16 meses en negativo. Además, los volúmenes de importación de bienes de capital experimentaron un avance de 13,5%, mayor al ritmo del último trimestre del 2023 (4%). Con ello, el IPE estima que la inversión privada habría crecido alrededor de 8,4% en enero del 2024, la primera cifra positiva tras seis trimestres de retrocesos consecutivos. Este mayor dinamismo resultaría en un incremento de la inversión privada superior al 0,3% que tiene previsto el IPE para todo el 2024, proyección que será revisada a inicios de marzo próximo.
En lo que resta del 2024, la inversión privada sería favorecida por un entorno de condiciones de financiamiento más favorables, menores costos de construcción y la gradual recuperación de la confianza de los hogares y empresas desde enero. Prueba de ello son las expectativas de inversión a 12 meses en diferentes regiones del país, que se ubican en niveles que anticipan un mayor dinamismo en la ejecución de proyectos, principalmente hacia la segunda mitad del año.
Sentido de urgencia
Si bien las expectativas para este año han mejorado, la inversión privada como porcentaje del PBI se ubicaría al cierre del 2024 todavía por debajo de lo alcanzado entre el 2012 y 2013, cuando los precios de los minerales llegaron a niveles récord similares a los registrados actualmente. Esto evidencia la necesidad de revertir la falta de predictibilidad y excesiva regulación, entre otras debilidades institucionales del clima de negocios, que limitan el aprovechamiento de las oportunidades que aún ofrecen los vientos externos favorables.
La inversión privada sería favorecida por un entorno de condiciones de financiamiento más favorables.
Un mayor crecimiento de la inversión privada después del 2024 es clave para reducir los mayores niveles de pobreza que se registran tras la pandemia. En efecto, cuando la inversión privada crecía a un ritmo anual de 13,8% entre el 2004 y 2013, la pobreza se reducía casi cuatro puntos porcentuales por año.
En ese sentido, uno de los principales retos del MEF será recuperar la confianza del sector privado para afianzar la incipiente mejora que muestra la inversión. Para ello será clave ver señales positivas en torno a la viabilidad, destrabe y ejecución efectiva de proyectos, no solo en el Ejecutivo sino también a escala municipal.