Ni una sola gota de petróleo circulará por el Oleoducto Norperuano en los próximos seis meses. Como adelantamos en Día1 (1-jul-2016), los recurrentes derrames de crudo acaecidos en la primera mitad del año han echado por la borda las expectativas de una inminente reanudación de actividades en este vital activo petrolero.
Así lo ha confirmado Rafael Zoeger, presidente de Perú-Petro, en reciente reunión con la prensa especializada. “No tenemos una versión oficial de Petro-Perú, porque la decisión final depende de Osinergmin, pero extraoficialmente nos han dicho que el oleoducto volverá a operar, en el mejor de los casos, a fines de año”, anota el funcionario.
Se sabe que al no operar, el oleoducto ha forzado la paralización de los lotes 192 (Pacific) y 67 (Perenco). Y se teme que una prolongación de este estado de cosas detenga también la producción del lote 8 (Pluspetrol) y la Refinería de Iquitos (Petro-Perú), única fuente de combustibles de la urbe loretana.
¿Qué opciones hay para evitar el desabastecimiento energético en Iquitos? El problema de la Refinería de Iquitos es que no puede evacuar su producción de residual (combustible sobrante del proceso de refinación) hacia la costa, debido a la detención del oleoducto. Y tampoco puede seguir almacenándolo in situ, pues ha copado su capacidad.
Para seguir produciendo combustibles, Petro-Perú debe encontrar otras opciones de almacenaje. Según Zoeger, la estatal estudia varias propuestas.
“Una idea es llevar el residual en barcazas hasta Yurimaguas, y de allí por tierra hacia la refinería de Talara. Otra idea es transportarlo río arriba hasta Pucallpa, y luego en camiones hacia La Pampilla o Conchán (Lima). También se evalúa venderlo a la refinería de Manaos (Brasil). Se está haciendo todo lo imaginable para que la refinería no pare”, indica el funcionario.
Por lo pronto, anota que la refinería de Pucallpa (Maple) ha empezado a suministrar diésel a Iquitos, una situación sui géneris, debido a la crítica coyuntura.
Edgardo Candela, ex gerente de comercialización de Petro-Perú, coincide en señalar que Iquitos no puede quedar desabastecida (aunque la refinería cierre) debido a que siempre habrá forma de importar combustibles desde Colombia o Brasil por vía fluvial.
“Antes se compraba gasolina de alto octanaje de Manaos [para Iquitos] y se puede hacer lo mismo con el crudo ligero brasileño. Petro-Perú, por otro lado, no necesita del lote 8 [único proveedor de crudo para su refinería]. Si cambia ese crudo pesado por uno más ligero y de mejor calidad, no tiene por qué generar tanto residual”, indica.
Opciones para el oleoducto
Salvar a Iquitos del desabastecimiento de combustibles es, sin embargo, tarea sencilla frente al dilema de qué hacer para evitar nuevos derrames en el oleoducto.
Jesús Angulo, gerente de ductos de Petro-Perú, apunta que la solución pasa por reimplantar acciones de mantenimiento preventivo y predictivo, responsabilidades que la estatal habría descuidado en los últimos dieciséis años.
“Lamentablemente, ahora estamos imbuidos en el mantenimiento correctivo. Pero con mantenimiento adecuado, el oleoducto tendrá siempre 30 años de vida útil por delante”, explica.
Víctor Sanz, profesor de geología de la UNI, sostiene, en cambio, que Petro-Perú no está en capacidad de mantener convenientemente el oleoducto, debido a que tiene toda su atención y recursos comprometidos en la modernización de la refinería de Talara.
Por ello, propone que la infraestructura de transporte sea concesionada a otro operador, privado o estatal, que tendrá como único objetivo el mantenerla en buen estado.
Para Edgardo Candela, empero, la solución requiere de mucha imaginación. Su idea es llenar el oleoducto con agua para darle uso constante.
“Pocos lo saben, pero el Oleoducto Norperuano fue diseñado para bombear agua cuando hubiese muy poco crudo que transportar. En Venezuela hay un oleoducto que transporta el crudo pesado del Orinoco mezclado con agua, en una sola emulsión, que luego es separada con químicos. Eso se puede hacer en el Perú, pero se requiere inversión”, explica.
Un ejemplo de ello, anota, es la pulpa de cobre con agua que Antamina transporta por su mineroducto y que sirve para regar un bosque en el litoral. “Si esta idea se aplica en el oleoducto, se podría regar el desértico litoral de Talara”, sentencia. Ideas existen. Solo falta decisión para sacarlas adelante.
Lote 192
La detención del oleoducto ha paralizado el lote 192 y ha ocasionado que su operador, Pacific Exploration, se declare en fuerza mayor desde febrero pasado. Rafael Zoeger de Perú-Petro explica las implicancias de esta situación.
"El contrato de dos años de Pacific vencía el 29 de agosto del 2017. Pero como lleva cinco meses en fuerza mayor, su contrato se alarga hasta diciembre del 2017. Si el oleoducto sigue seis meses parado, el tiempo se congelará un semestre más.