A los 18 años, Enrique Mollá dejó la universidad para dedicarse de lleno a sacar adelante su negocio de útiles de oficina y escolares. Con más de 40 años, Artesco apunta a crecer 10% este 2018 y, en el mediano plazo, llegar a los mercados de África y el Medio Oriente.
— ¿Fue complicado dejar tus estudios y decidir emprender tu negocio?
A mí no me costó nada. Siempre fui muy proactivo; me gustó el concepto de negocio y de trabajo desde que tenía 12 años. A muy temprana edad me apasionó todo lo que tenía que ver con el área industrial.
— ¿Y tuviste desaciertos en el camino?
Hemos tenido tropiezos. Pero eso los sufrimos todos los empresarios; luchamos contra los fracasos. Y en el camino vas edificando la empresa y vas creciendo, que es lo más importante.
— Si bien crecer es un objetivo importante, las empresas deben ser organizadas al hacerlo. ¿Cómo has visto esto desde tu experiencia?
No creo que haya fórmulas [para el éxito]. Lo único es que cuando empiezas a ser exitoso debes tratar de no marearte. Muchos empresarios que comienzan a crecer creen –equivocadamente– que todo lo pueden y que en todo sobresaldrán. Y eso es un gran error, porque comienzan a aceptar créditos, se engolosinan con estos y construyen edificios que pueden caerse fácilmente. Por eso el primer consejo en este mundo es no perder la ecuanimidad y no marearse por el éxito.
— Cuando tú empezaste, decidiste fabricar reglas. ¿Qué te llevó a enfocarte en ese producto?
Mis padres tenían unas librerías en los setenta. Y por esa época el Gobierno cerró todo ingreso a los productos importados. Vi ahí una oportunidad de hacerlas y comercializarlas; por eso creé una empresa pequeñita en un garaje. Un tiempo después, mis hermanos entraron a trabajar conmigo y formamos una sociedad anónima. Ya llevaba el nombre Artesco.
— ¿Sus familiares continúan con una presencia activa en la empresa?
Si bien nacimos como una empresa familiar, en el futuro creemos que pasará a ser una firma con un manejo más profesional y ya estamos trabajando en ello para evitarnos el problema de la sucesión. No queremos que la empresa muera cuando los fundadores ya no estén.
— ¿Qué retos asumes como gerente general de Artesco?
Lo primero es entender que una empresa no es una persona y que necesitas a gente capaz, fiel y trabajadora. Más que por su gerente, el éxito de las compañías sólidas recae en toda su plana. Yo les debo mucho. Y si hablamos de errores, uno gravísimo que cometen muchos empresarios es distanciarse de sus orígenes y de sus trabajadores; olvidarse de que todos somos una familia. Eso lo tengo muy presente.
— ¿Cómo ha recibido la noticia del reconocimiento como Premio LEC?
Agradezco la consideración y me siento orgulloso de que alguien haya visto lo poco que he hecho.
— ¿Qué viene para la empresa?
Este año esperamos crecer alrededor de 10%. Otro objetivo es buscar que Artesco sea liderada por gente joven, que venga con energía y con más capacidad. Asimismo, estamos en conversaciones para llegar, posiblemente en el 2019, a los mercados de África y el Medio Oriente.
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