María Rosa Villalobos

El se vio perjudicado el año pasado por el Caso . Sin embargo, no todas las empresas del rubro tuvieron un mal 2017, explica Humberto Martínez, presidente ejecutivo de Marcan y Líder Empresarial del Cambio () 2018.

¿Qué planes tiene Marcan para este 2018?
Creemos que en este 2018 se va a recuperar el sector de oficinas especialmente el de boutiques. Pensamos también en comenzar a explorar la posibilidad de dar más servicios, como el de arquitectura, que [desde hace poco] ofrecemos, y nuevos como el servicio de construcción. Daremos este último, aprovechando el espacio que quedará luego de los procesos difíciles que atraviesa el sector. Además, para el segundo semestre del año deberíamos tener ya nuestro primer fondo de inversión.

¿Piensan en la internacionalización?
No, la empresa no tiene la escala para hacerlo. El Perú brinda todavía muchísimas oportunidades para empresas de nuestro tamaño.

El 2017 no fue un año sencillo para el sector construcción, que fue afectado por el Caso Lava Jato...
Sí, y por ello agradezco mucho la nominación [a los premios LEC]. Soy director de Capeco y de la Asociación de Empresas Inmobiliarias. Aunque la cámara ha sido cuestionada, dentro de esta y en la asociación existe un grupo de empresarios que siempre ha estado trabajando por la industria en función del bien.

De hecho, hicimos desde Capeco -y con la ayuda del Indecopi- el manual de buenas prácticas de la construcción. Las malas prácticas, además de ser inmorales e ilegales, le restan competitividad a la industria. Por ello, es valioso que este tipo de premios reconozca las buenas prácticas que generan valor de verdad.

¿Cómo llevar estos valores al sector público?
Existe la falsa idea de que el servidor público trabaja como si fuera un misionero. Eso no es así. Alguien que trabaja en el Estado no entrega su vida por el país como un héroe militar. Cuando se recupere la meritocracia, se comenzarán a acortar los espacios para las prácticas corruptas. Otro tema importante es que cuando alguien hace algo mal debe ir preso. Eso inhibe las malas prácticas. Cuando meten preso a alguien que roba un celular no te preocupa, pero cuando meten preso a tu compañero de tenis, sí.

Este año Marcan cumple 30 años. ¿Cuál ha sido la decisión más difícil que ha tomado?
No fue la más difícil, sino más bien la más clara. Durante finales de los años noventa, gran parte de nuestro trabajo fue hacer obras públicas. Nos iba bien con eso, pero a partir de los años 2001-2002, cualquier tipo de proyecto que querías coger con el Estado te obligaba a entrar en algún tipo de esquema corrupto. Nosotros no tenemos esas prácticas.

Por ello, en el 2003, cuando fue un momento crítico para la empresa porque estaba muy endeudada, decidimos romper nuestro cartón de contratistas del Estado y hacer proyectos de vivienda porque comenzaban a ser atractivos. Tomamos una buena decisión al salirnos de algo que podía ser rentable, pero que a la larga hubiera podido traernos grandes problemas.

¿Cuán difícil fue ejecutar este cambio?
Había que conseguir inversionistas, terrenos, entre otras cosas, y vender. Era algo que no sabíamos hacer, pero teníamos el instinto sobre cómo avanzar. Cuando tomé las riendas de la empresa, tenía el temor de afectar el patrimonio que mis padres habían dejado. Mi padre falleció de un infarto a los 48 años y mi madre murió en un accidente en el 2001.

¿Cómo superó ese temor?
Al comienzo fue difícil porque no tenía a mis padres para que me guiaran. De alguna manera, fui haciendo amigos y recurrí a mis profesores de la universidad. Cuando eres joven y entusiasta, la gente te ayuda. Esos momentos fueron económicamente difíciles, pero recuerdo esa etapa con satisfacción. Siempre tuvimos buena voluntad, no nos negábamos a hacer las cosas bien. Eso siempre nos ha abierto muchas puertas.

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