Juan Carlos Guajardo dirigió el reputado ‘think tank’ Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco).
Juan Carlos Guajardo dirigió el reputado ‘think tank’ Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco).
Juan  Saldarriaga

El esperado ‘boom’ minero podría verificarse antes de lo estimado por el consenso de analistas. Juan Carlos Guajardo, especialista en , explica las razones.

Wood Mackenzie estima que el precio del cobre se mantendrá estable en el 2018 y el 2019, para crecer fuerte desde el 2020 con un pico el 2022. ¿Esas previsiones se mantienen?

En líneas generales esa visión se mantiene. Pero yo tengo una proyección más optimista. Podríamos empezar a ver grandes sorpresas para el precio del cobre desde el 2018 o el 2019.

¿En qué basa esa previsión?

Principalmente, en el panorama de la oferta, que viene muy ajustada. Por ejemplo, en Chile (primer productor mundial de cobre) hay un calendario de negociación laboral minera muy intenso. Y, además, tendremos un cambio de gobierno, que podría provocar agitación laboral y política. Todo esto apresuraría el inicio del ciclo alcista.

¿Y qué impacto tendría el advenimiento del auto eléctrico?

Eso es algo que aún no está incorporado en las estimaciones de demanda de cobre porque hay disparidad de visiones. No se sabe cuál será la tasa de penetración del auto eléctrico al 2025. Unos dicen que será de 15% y otros, de 4%. Esto se discutió mucho en el London Metals Exchange Week 2017, y mi impresión es que esa falta de entendimiento está originando una subestimación de la importancia de dicha tecnología.

¿Qué otros factores impulsarían el precio del cobre?

Los proyectos de infraestructura en China son un factor importante, pero suelen ser subestimados. Solo un ejemplo, la Ruta Económica de la Seda demandará US$1,3 billones.

¿US$1,3 millones de millones?

Cifras inimaginables. Pero los analistas del mercado de metales no tienen claro cuándo se concretará este y otros proyectos, por lo que no los incluyen en sus previsiones. Estos factores harían que el ciclo alcista de precios puede llegar antes de lo que el consenso plantea.

¿Cuán potente sería ese ‘boom’? ¿Se puede estimar?

Sí. La historia ayuda en eso. Si miramos los patrones de ciclos buenos y malos, veremos un período promedio de 7 años, como los ciclos bíblicos de 7 años de vacas gordas y 7 de vacas flacas. El último ciclo malo duró 5 a 6 años [2011 al 2016]. El ciclo alcista duraría del 2018 al 2025 o 2026.

Si en el 2018 se concreta el ‘boom’, las mineras invertirán como antes?

Creo que no. Por varias razones. Primero, porque las empresas serán más selectivas después del aprendizaje efectuado en el ciclo malo. Segundo, porque si bien se han recuperado financieramente, no están en situación holgada. Y tercero, porque hay pocos proyectos de cobre en los que invertir. Perú sí los tiene, pero es una excepción a nivel mundial.

¿Eso quiere decir que Perú es el país que sacará más provecho del ‘boom’?

Yo creo que esta va a ser una muy buena oportunidad porque se avecina una interesante perspectiva de precios, y Perú es uno de los pocos países en el mundo que tiene proyectos de cobre por desarrollar y de forma rápida.

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