La economía de Alemania se contrajo en el segundo trimestre, aumentando la presión para que la canciller Angela Merkel introduzca estímulos fiscales a medida que los fabricantes se sufren el impacto de una guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La producción cayó un 0,1% respecto a los tres meses anteriores, en consonancia con las previsiones, por la disminución de las exportaciones. La economía se ha contraído en dos de los últimos cuatro trimestres. Merkel dijo el martes que el país se dirigía hacia una "fase difícil" e incluso insinuó que su reticencia a medidas de respuesta se está suavizando.
►EE.UU. aplaza aranceles a celulares, laptops y juguetes fabricados en China
►Dólar: Tipo de cambio no superaría los S/3,39, prevé Scotiabank
Los futuros del Bund retrocedieron ligeramente después de conocerse los datos. Los inversores reaccionaron a unas cifras anuales que fueron mejores de lo previsto debido a las revisiones del rendimiento económico en los trimestres anteriores.
La contracción de la mayor economía de Europa está afectando fuertemente a una región que tiene dificultades para mantener el impulso. El crecimiento se desaceleró en la mayoría de los países de la zona euro, incluidos Francia y España; Italia se tambalea al borde de la recesión, y las advertencias sobre resultados de algunas de las mayores compañías del bloque aportan pocas señales de un cambio.
Las sombrías cifras económicas más recientes llegan un día después de que Henkel AG, con sede en Düsseldorf, emitiese una advertencia sobre resultados que resumía los problemas de Alemania. La empresa industrial está haciendo frente a una doble presión: la desaceleración en la industria automotriz y una demanda más débil de China, el mismo entorno que ha afectado a la fabricación en todo el país.
El presidente Donald Trump retrasó el martes la imposición de algunos aranceles nuevos a Pekín tres meses hasta diciembre, dando un impulso a los mercados. Sin embargo, el miércoles llegaron más malas noticias procedentes de China, la segunda mayor economía del mundo, con un enfriamiento de las ventas minoristas y el crecimiento más lento de la producción industrial desde 2002.
En Alemania, la confianza entre ejecutivos e inversores se ha desplomado, lo que sugiere que un pronóstico del Gobierno de crecimiento del 0,5% este año, el más débil desde 2013, podría ser demasiado optimista.
La producción del segundo trimestre estuvo amortiguada por el comercio, con exportaciones que cayeron más rápido que las importaciones. El consumo privado y el gasto público fueron más altos que en los tres meses anteriores. La inversión aumentó a pesar de una disminución en la construcción.
Por: Piotr Skolimowski