Los efectos económicos del coronavirus serán notables y duraderos, reconoció este miércoles el Gobierno alemán, que se mostró dispuesto a realizar ajustes y desviarse de la estabilidad presupuestaria para resistir con toda su “fuerza” a la pandemia.
El Consejo de Ministros alemán aprobó este miércoles las bases de sus presupuestos para 2021 y las previsiones de ingresos y gastos hasta 2024, en las que mantiene su apuesta por el “déficit cero” aunque reconoce que el COVID-19 va a hacer saltar por los aires el dogma de la austeridad.
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Es imposible cuantificar ya el coste para el erario público de la crisis sanitaria y económica en marcha en Alemania, donde se han registrado unos 8.200 infectados y 12 muertos, y las autoridades sanitarias prevén un “crecimiento exponencial” de los casos en los próximos días.
El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, aseguró en un comunicado que “tendrá notables consecuencias para la planificación presupuestaria de 2021”. La nota apunta asimismo que los efectos “se percibirán en los presupuestos federales entre 2021 y 2024”.
Es evidente, abundó en rueda de prensa el portavoz de Finanzas Dennis Kolberg, que será preciso hacer “ajustes” más de una vez en los próximos meses, conforme vaya evidenciándose el impacto de la pandemia. “Los efectos aún no se pueden contemplar, porque los indicadores económicos aún no se han publicado”, explicó.Del lado de los ingresos, las recaudaciones del impuesto de la renta, del impuesto de sociedades y del IVA van a caer por el fuerte descenso de la actividad y del consumo.
Del lado de los gastos, los estabilizadores automáticos y las ayudas extraordinarias por la crisis van a suponer un importante lastre.
El fin del sueño de la estabilidad presupuestaria
Las cuentas del Gobierno federal para este año y los próximos cuatro prevén que el nivel de gastos sea igual al de los ingresos, y que en ninguno de estos cinco ejercicios sea preciso nuevo endeudamiento neto.
Sin embargo, el contundente paquete de medidas anticrisis aprobado por Berlín, que incluye un programa de créditos “sin límites” e importantes ayudas a empresas y trabajadores, va a afectar al presupuesto.
O las cuentas públicas se recomponen para sacar de otras partidas lo necesario para cubrir los gastos derivados de este paquete coyuntural -algo extremadamente complicado- o se acabará, al menos temporalmente, con el sueño del “déficit cero”, definitorio de la era política de la canciller Angela Merkel tanto en Alemania como en la UE.
La voluntad política es evidente. La conservadora Merkel y el socialdemócrata Scholz -que ejerce también como vicecanciller- ya han subrayado que la prioridad actual es atajar la crisis sanitaria y económica. Que la estabilidad presupuestaria ha pasado a un segundo plano.
“Haremos lo que sea preciso para superar bien esta situación y al final veremos lo que ha significado para nuestro presupuesto. Lo primero tiene preferencia”, aseguró recientemente Merkel.
Legalmente es posible. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento da margen a Berlín para endeudarse y el freno de la deuda de la Constitución alemana contempla excepciones para momentos de crisis como el actual.
Scholz agregó que el haber tenido un presupuesto equilibrado en los últimos ocho años a nivel estatal y en los últimos cinco en el Gobierno central permitirá ahora al Ejecutivo tener las armas suficientes para combatir los efectos de la pandemia.
“Gracias a eso tenemos toda la fuerza y el dinero suficiente para poder mantenernos en esta crisis. Protegeremos de forma decidida la salud de las ciudadanas y ciudadanos, y aseguraremos los puestos de trabajo y las empresas. Podemos y haremos todo lo posible, para guiar a nuestro país en estos tiempos difíciles”, afirmó.
El ministro recalcó asimismo que, “pese a la crisis”, Alemania va a invertir “sumas récord a largo plazo en infraestructuras modernas, cohesión social y en un país sostenible”.
En abril presentará el Gobierno alemán su pronóstico de crecimiento para el año y en mayo se difundirá una actualización de las previsiones de ingresos tributarios. Entonces podrá empezar a poder cuantificarse el alcance del impacto económico del COVID-19.
El presupuesto para este año calculaba ingresos y gastos por 362.000 millones de euros. La estimación para los próximos años -sin incluir la afectación por el coronavirus- es de 370.000 millones (2021), 376.500 millones (2022), 381.000 millones (2023) y 387.000 millones (2024).