Xiaoyi Shao y Pete Sweeney, periodistas de Reuters
Un nuevo derrumbe de los mercados bursátiles de China ha generado preocupación entre los inversores globales por la salud de la segunda más grande economía mundial, pero existen pocas evidencias de que el panorama para el gigante asiático se haya oscurecido en las últimas semanas.
La economía de China perdió impulso en forma sostenida durante el 2015 y los economistas no se ponen de acuerdo sobre cuándo tocará fondo. No obstante, las ventas de automóviles y de bienes raíces muestran señales de vida y pocos prevén el tipo de “aterrizaje forzoso” que podría sugerir el reciente derrumbe del precio de las acciones.
“Creo que existe poca relación entre la caída de los mercados de acciones y la economía real”, dijo el economista de Standard Chartered Shen Lan en Beijing. “De hecho, los indicadores económicos en noviembre ya mostraron que la economía cobró más impulso”, agregó.
China ha sido la principal preocupación de los inversores en el comienzo del 2016, y una caída del 10% de las acciones chinas la semana pasada causó una ola de ventas en activos de mayor riesgo. Los índices de acciones referenciales chinos cayeron otro 5% el lunes.
Manufacturas e inversión, los dos motores del fuerte crecimiento chino durante tres décadas, han estado sufriendo una desaceleración prolongada mientras el Gobierno de China intenta conducir su economía a un sendero más sustentable impulsado por el consumo interno.
El problema para las autoridades es que los consumidores chinos no han ocupado ese lugar lo suficientemente rápido como para contrarrestar la caída de la demanda industrial.
“La economía probablemente se desacelere un poco más en el 2016 como resultado de los problemas ocasionados por una persistente capacidad ociosa”, escribieron analistas del OCBC Bank en su perspectiva para este año.
“Por el lado positivo, la transición hacia una economía liderada por los servicios y el consumo probablemente brinde amortiguación al crecimiento de China. Por lo tanto, esperamos que China crezca alrededor de un 6,7% en el 2016”, agrega el informe de OCBC Bank.
Los analistas de Nomura fueron más pesimistas y predijeron que el crecimiento caerá a menos de 6% este año, pero destacaron que creen que “los riesgos sistémicos siguen bajo control y no esperamos un aterrizaje forzoso en lo inmediato”.
Las cifras del 2015 se difundirán el 19 de enero. El crecimiento de la economía se habría desacelerado a su ritmo más bajo en 25 años, a 6,9% en el 2015 desde 7,3% en el 2014, según un documento reciente del banco central chino.
LOS CONSUMIDORES TOMAN BANDERA
El sector servicios de China ha sido uno de los pocos puntos destacados de la economía el último año, y una medición oficial del sector mostró en diciembre que la actividad está en su mayor ritmo en 16 meses, aunque un sondeo del sector privado fue un poco más cauto.
Las ventas de vehículos se incrementaron en noviembre y se proyecta que crecerán entre un 5% y un 7% en el 2016, en comparación con el 3% pronosticado para el 2015, mientras que las cifras de ventas de bienes raíces en el período enero-diciembre mostraron una mejoría modesta.
Capital Economics, una firma con sede en Londres, escribió en una nota la semana pasada que los últimos datos han sido mejores que los esperados hace unos meses, sugiriendo que la economía al menos se está estabilizando, pero que las mejorías han sido hasta ahora “demasiado pequeñas para cambiar el humor del mercado”.
Ese humor es notoriamente voluble en los volátiles mercados bursátiles de China, que comenzaron el 2015 rompiendo una serie de récords antes de perder alrededor de un 40% en un descalabro a mitad de año.
La volatilidad china se debe en parte a la peculiar composición de un mercado en que un 80% de las transacciones son realizadas por inversores minoristas, en fuerte contraste con los mercados occidentales, donde dominan los inversores institucionales y profesionales.
Analistas apuntan a que los mercados bursátiles chinos también tienen menos impacto en la economía real que en las de otros países.