Nadie cuestiona lo positivo de dar regalos en Navidad. Bueno, casi nadie. Uno de los que cuestiona la conveniencia de esta tradición es el economista Joel Waldfogel, autor del libro "Scroogeconomics", en el que plantea que comprar regalos para nuestros seres queridos genera una "orgía de destrucción de riqueza".
El catedrático de la Universidad de Minnesota encontró que las diferencias entre el precio que pagan los que regalan en Navidad por un objeto y el valor que le adjudica el que lo recibe genera una "pérdida de peso muerto" o pérdida irrecuperable de eficiencia en la economía mundial.
En sus palabras, esta pérdida se produce por "el desperdicio que se genera cuando las personas toman decisiones por otras personas. Normalmente, solo compraría un objeto que cuesta US$50 si este vale, al menos, US$50 para mí. Sin embargo, cuando salgo y gasto US$50 en ti, como no sé qué es lo que te gusta y qué necesitas, puedo gastar US$50 en algo que no tiene ningún valor para ti", explica.
Expandiendo este concepto a la economía total, un estimado conservador de a cuánto asciende la pérdida de peso muerto es a un 10%, es decir, que el receptor promedio de un regalo le adjudica un valor similar al 90% del precio que se pagó por él. De acuerdo con la revista Atlantic, considerando que solo en Estados Unidos se esperaba que los estadounidenses gasten unos US$600.000 millones en regalos por la Navidad, se puede calcular que las pérdidas de eficiencia ascienden a US$6.000 millones.
¿Cómo evitar esas ineficiencias? La manera más fácil es la opción china, que consiste en entregar dinero en efectivo en un sobre. Empero, esto no funcionaría en culturas donde no se ha establecido una tradición de intercambiar efectivo, lo cual podría parecer demasiado práctico y carente de espíritu festivo. Más aun, como el que entrega el regalo en Navidad es el que obtiene muchos de los beneficios de dar obsequios "con cariño", el entregar efectivo le restaría mucho al lado de la ecuación que le corresponde a quien compra el presente.
Este año, dos economistas publicaron una investigación que pone en debete algunas de las creencias económicas sobre la Navidad. Primero, ellos argumentan que, debido a que la Navidad es esperada durante 11 meses del año y las tiendas compiten entre ellas por los clientes durante la temporada, los precios de los regalos y la comida no suben debido a la escasez. Por el contrario, pueden bajar.
Waldfogel ha sugerido que las tarjetas de regalo son una solución que se parece al efectivo pero no es tan directa. Empero, resulta que las tarjetas sufren de pérdidas de peso muerto, también de un 10%. Adicionalmente, el hecho de que haya US$1.000 millones en tarjetas de regalo queno se canjean al año, su uso puede generar otro tipo de pérdidas.
Como dice la revista Atlantic, parece entonces que es mejor ser egoísta en Navidad: Solo dar regalos cuando te haga sentir bien hacerlo y abstenerte cuando no. En todo caso, siempre hay algo de pérdida o ganancia económica. ¿Recibiste un regalo que no te gusta? Devuélvelo o cámbialo por algo que te guste, para reducir la pérdida. ¿Y si recibiste tarjetas de regalo? Recuerda usarlas.