El papa Francisco, impulsado por un escándalo referido a las finanzas vaticanas, ha ordenado que los organismos más poderosos de la ciudad estado lleven a cabo una auditoría sin precedentes de su patrimonio y tomen enérgicas medidas para frenar el gasto desmedido.
A sugerencia de su director económico, el cardenal George Pell, papa Francisco creó un “Equipo de trabajo para el futuro económico” que agrupa a la Secretaría de Estado, u oficina del primer ministro, el Banco Vaticano y otros organismos.
El papa Francisco ordenó al panel “enfrentar los desafíos financieros e identificar cuántos más recursos pueden destinarse a las numerosas obras de bien de la Iglesia, en especial para ayudar a los pobres y los vulnerables”, declaró en entrevista Danny Casey, director de la oficina de Pell en la Secretaría de Economía.
Las iniciativas del papa Francisco llegan en momentos en que cinco personas están siendo juzgadas en el Vaticano por revelar documentos confidenciales en dos libros publicados el mes pasado en los que se describe la corrupción, la mala administración y el derroche de los funcionarios de la iglesia. Los sometidos a juicio niegan haber cometido actos indebidos.
Francisco, de 78 años, se ha esforzado por lograr una mayor apertura y transparencia en los organismos financieros y económicos del Vaticano pero se ha topado con la resistencia de la burocracia de Roma.
Detectar la corrupción
En el vuelo de regreso a Roma tras su viaje a África, Francisco el lunes les dijo a los periodistas que el escándalo llamado Vatileaks II era revelador del desorden que está tratando de resolver. El juicio a dos ex empleados del Vaticano junto a los autores de los libros puso de relieve los esfuerzos del Vaticano “para detectar la corrupción, las cosas que no están bien”, señaló, de acuerdo con una transcripción proporcionada por el Vaticano.
El grupo de trabajo, que tuvo su primera reunión la semana pasada, estudiará las medidas necesarias para reducir costos y aumentar los ingresos como parte de un plan financiero a largo plazo.
“La tarea incluirá la comparación de los gastos actuales con los presupuestos consolidados, lo que es una nueva iniciativa”, dijo Casey.
Mientras tratan de llevar la administración financiera del Vaticano al siglo XXI, los funcionarios nombrarán a una de las firmas contables más importantes del mundo para que revise los procesos de la Iglesia, explicó Casey. La auditoría analizará las inversiones financieras, las propiedades inmuebles y los activos culturales. Las cuatro principales firmas son PricewaterhouseCoopers LLP, Deloitte Touche LLP, EY LLP y KPMG LLP.
Si bien Casey no accedió a especular sobre el valor total de los activos, Pell, su jefe, dijo este año que el activo total del Vaticano ascendía a más de US$3.000 millones. En forma separada, el Instituto para las Obras de Religión, más conocido como Banco Vaticano, tiene 6.000 millones de euros (US$6.400 millones) en depósitos y activos bajo administración y custodia para clientes.
El Vaticano puede ser reformado “pero llevará una generación porque las prácticas y la mentalidad existentes están muy arraigadas”, dijo el biógrafo papal Austen Ivereigh. “La Curia está construida para resistir el cambio. Históricamente fue diseñada para ser impermeable a la influencia externa”.