Alianza del Pacífico luce más fuerte que el Mercosur
Alianza del Pacífico luce más fuerte que el Mercosur

Como parte de la estrategia de apertura económica iniciada en los años noventa con el fin de apuntalar el crecimiento económico y posicionarse en el ámbito mundial, el Estado peruano firmó una serie de acuerdos comerciales con Estados Unidos, la Unión Europea, otros países de la región y Asia.

En esa línea, en abril del 2011, el Perú propuso a los países que habían mantenido una política de apertura comercial la creación de una alianza comercial y de integración regional. Chile, Colombia y México aceptaron formar la llamada y suscribieron en nuestra capital la Declaración de Lima.

LA REUNIÓN
Luego de varias  rondas de negociación, en menos de tres semanas, los presidentes de los cuatro países se volverán a reunir, está vez en Paracas, para discutir el futuro de la alianza. Además, se espera que aquí se anuncie el acuerdo marco, el cual debe firmarse para que la alianza entre en efecto.

Por ello, vale la pena detenerse y analizar cuáles fueron las motivaciones políticas y económicas que dieron pie a esta alianza, así como los beneficios y retos del acuerdo regional.  

MOTIVOS POLÍTICOS
La principal motivación para proponer este acuerdo fue crear un contrapeso al grupo de países de la Alianza Bolivariana para América (ALBA), liderada en ese entonces por Hugo Chávez. Este acuerdo también marcaba una clara distancia con el Mercado Común del Sur (Mercosur), bloque comercial liderado por Brasil y formado por países de la región con políticas económicas proteccionistas como Venezuela, Bolivia, Argentina y Paraguay.

Los indicadores económicos de los países de la Alianza del Pacífico y los del Mercosur muestran diferencias entre los bloques. Si uno analiza los niveles de inflación, crecimiento y facilidad para hacer negocios de los países de la Alianza del Pacífico en contraposición con los países del Mercosur, las diferencias son considerables. 

Asimismo, México y Chile son miembros de la OECD –grupo de las economías más desarrolladas del mundo y cuyos miembros producen las dos terceras partes de los bienes y servicios del planeta– y el Perú y Colombia están en proceso de ser aceptados. 

Para los países miembros de la alianza, la visión compartida de apertura comercial es tan importante que se ha convertido en una política de Estado en cada uno de ellos y el compromiso ha permanecido a pesar de los cambios de gobierno.    

MOTIVOS ECONÓMICOS
Además de las motivaciones políticas, existían incentivos económicos para formar una alianza comercial de este tipo.

En primer lugar, luego del lento avance en el proceso de liberalización liderado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), varios países tomaron la decisión de perseguir sus propios acuerdos de manera bilateral con el fin de acceder a otros mercados.  

Para el Perú, este acuerdo tiene consecuencias relevantes, en tanto, al implementar medidas para integrar las economías, podremos negociar como un bloque más sólido y colocar nuestros productos –uvas, café, paltas, espárragos, entre otros– en mercados más amplios, como el asiático.

China, por ejemplo, es un mercado bastante interesante: es la segunda economía más grande del mundo y tiene un mercado de casi 1.300 millones de personas. Además, se calcula que el consumo interno en dicho país crecerá en alrededor del 11% en esta década. 

En segundo lugar, mirar al Asia cobra sentido si tomamos en cuenta que el Perú, Chile y México ya han tenido experiencias exitosas de negociación con dicho mercado. 

En el caso de Colombia, la Alianza era mucho más relevante, pues al no ser parte del APEC, esta integración representaba una oportunidad única para acceder al mercado asiático. 

A la fecha, la alianza ha generado una gran expectativa, ya que en su conjunto representa la octava economía del mundo y, actualmente, cuenta con 32 países observadores, tanto de la región como de Europa. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, se refirió coloquialmente a este acuerdo como “la nueva niña bonita de América Latina”. 

RETOS
Ahora bien, la integración comercial será exitosa no solo en la medida en que se eliminen las barreras arancelarias, sino en tanto el acuerdo contenga una serie de normas profundas, como protecciones a las inversiones, garantías de los derechos de propiedad intelectual, temas de libre competencia, mecanismos de resolución de disputas, límites a la sobrerregulación, compromisos laborales, entre otros. 

Por otro lado, quizás uno de los principales obstáculos que como país debemos superar para lograr un comercio eficaz es el déficit de infraestructura. Por ejemplo, todavía tenemos que mejorar la calidad de nuestros puertos para la exportación de  los productos. No olvidemos que, de todos los países que integran la alianza, el Perú es el menos desarrollado en este aspecto. Según el Global Competitiveness Index, nuestro país se ubica en el puesto 88 de 144 en infraestructura.

Por último, debemos concentrarnos en el objetivo final de la alianza: aumentar el bienestar de la población. Y el punto es que los acuerdos comerciales deben apuntar a generar más empleo formal, fomentar las inversiones y beneficiar al consumidor. 

(*) Con la colaboración de Ariana Lira Delcore y Elody Malpartida

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