(Bloomberg). Los economistas que vienen observando las deslucidas tasas de inflación de Alemania en los últimos tres años podrían estar rompiéndose la cabeza cuando ordenen su primera cerveza en la Oktoberfest de Múnich este fin de semana.
En el festival de 206 años de antigüedad –que arranca este sábado cuando el alcalde de la ciudad le dé un martillazo al primer barril de cerveza y proclame “O’zapft is!” (“¡Está abierto!”)– se venderán jarros de un litro de cerveza a un precio promedio de 10,54 euros, 3% más que el año pasado. Según los economistas de UniCredit Tobias Ruehl y Thomas Strobel, los costos totales de una visita a la Oktoberfest (conocida localmente como “Wiesn”) habrán subido incluso más que eso, afectados principalmente por el aumento de precio del tradicional pollo asado –un fenómeno algo sorprendente dado que los precios de esta ave en Alemania han bajado a lo largo de los dos últimos años.
Ambos aumentos están muy por encima de la actual tasa de inflación general alemana, que es de 0,3%. Un litro de cerveza, específicamente, cuesta hoy más del doble de lo que costaba en 1985 cuando su precio era de 6,1 marcos alemanes. Los precios al consumidor en Alemania han subido solo 69,7% desde entonces. Aunque la teoría económica sugiere que un aumento tan importante haría que los consumidores compraran menos de un producto, Ruehl y Strobel sugieren que un conjunto diferente de leyes puede estar gobernando la demanda de cerveza en Alemania, una manifestación de lo que se conoce como “producto de Giffen”.
Este es un producto que la gente consume en mayor cantidad conforme su precio sube. Estudios previos comprobaron que los hogares chinos pobres consumían más arroz a medida que el precio de este aumentaba, principalmente porque sus sustitutos más caros –como la carne– ya no eran accesibles. En el caso de la Oktoberfest, el consumo de cerveza sube conforme escasean los sustitutos disponibles dentro de las tiendas de campaña que se arman para la ocasión, y los visitantes deben consumir los bienes suministrados, dicen los investigadores.
Salarios más altos
Otro factor puede ser el aumento de los salarios. Aunque el crecimiento del salario real se ha acelerado, “aún no es suficiente como para compensar los aumentos en los precios de la cerveza”, según UniCredit. “Así, el comportamiento del consumidor sigue siendo un poco desconcertante”.
Los visitantes de la Oktoberfest no tienen demasiadas alternativas. En tanto más de 1.300 empresas cerveceras en toda Alemania ofrecen una variedad de cervezas, las opciones en la feria situada en Theresienwiese, en Múnich, son más bien limitadas. Hay solo seis cerveceras –incluyendo Augustiner, Hacker Pschorr o Paulaner– que cumplen con las leyes de pureza de 1487 y 1906 y pueden consumirse en las tiendas de campaña.
Sin embargo, la inflación de la Oktoberfest en última instancia no significará demasiado para el mandato del Banco Central Europeo.
“Una vez más, no se espera que el aumento de los precios en Wiesn impacte sobre las bajas expectativas de inflación para Alemania y, en particular, para la eurozona”, escriben Bruehl y Strobel. Los precios de la cerveza tendrían que triplicarse –manteniendo estables todos los otros precios– para alcanzar la meta de inflación del BCE de 2% en Alemania. Como los precios de la cerveza en el país han subido 42% desde 1991, todavía hay margen para una mejora”.