/ Jose Sarmento Matos
Redacción EC

Este lunes, la empresa de ‘co-working’ WeWork se declaró en quiebra en Estados Unidos al acogerse al Capítulo 11 de protección por quiebra en Nueva Jersey.

Según la compañía, esto forma parte de una reorganización integral en su negocio. Agregó que los acreedores del 92% de la deuda garantizada de la empresa acordaron un plan de reestructuración, que contempla disminuir la cartera de arrendamientos de oficinas.

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Por ello, WeWork solicitó en un comunicado la posibilidad de rescindir los contratos de arrendamiento en algunos locales que no se encuentran operativos en su mayoría.

La deuda de la empresa es de alrededor de US$18.600 millones, de acuerdo con Forbes.

Preocupación de quiebra

Las señales de preocupación en este año se dieron con la advertencia de WeWork en agosto de una posible quiebra. Justamente, las acciones de la compañía disminuyeron 21,3% en el segundo miércoles de agosto, a raíz de la renuncia de tres directores de la empresa.

Para fines de octubre, sus acciones volvieron a tener una fuerte caída, esta vez de hasta 42% en la Bolsa de Nueva York, tras la información publicada por el Wall Street Journal sobre los planes de la empresa de declararse en bancarrota.

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El último lunes fue el día D de la empresa, dejando de cotizar en el mercado bursátil mientras rondaban los rumores sobre la posibilidad de que WeWork de caer en quiebra, aspecto que ocurrió para la noche de ese día.

Este martes, tras la declaratoria de bancarrota, Bloomberg informó que la empresa de espacios de trabajo compartido tenía un plan para solicitar la rescisión de 70 de sus contratos de arrendamiento en Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, como señaló la compañía, lo sucedido el lunes no afectaría a la franquicia que tiene WeWork fuera de ambos países de Norteamérica.

Vivir en riesgo

Esta situación es un golpe para la empresa creada en el 2010, pero en años anteriores también estuvo en un sube y baja de riesgo y de prosperidad.

Ya en septiembre de 2019, el CEO de la compañía, Adam Newmann, renunció a su cargo, a días de que la empresa matriz The We Company redujo la oferta pública inicial, que constaba de una valoración de US$47.000 millones, a US$10.000 millones, como señaló entonces el medio Expansión. Ello implicó que WeWork aplace sus planes de salir a la bolsa para fines de ese año.

Los ingresos que tuvo WeWork fueron de US$1.821 millones y para el primer semestre del 2019, la pérdida era de US$904 millones.

En medio de incertidumbres, la empresa de ‘co-working’ recibió el salvataje de uno de sus accionistas, el japonés Softbank Group, anunciando en octubre una inyección económica a WeWork por US$5.000 millones y, además, una oferta de adquisición de acciones por hasta US$3.000, lo que elevó la participación en la compañía de un 12% a un 80%.

Para mayo del 2020, año pandémico, Softbank informó que el valor de la compañía había disminuido a US$2.900 millones. Un mes después, el grupo japonés retiró su propuesta de compra de acciones por US$3.000 millones. Justamente, un punto que afrontó WeWork con la pandemia fue el aumento del teletrabajo frente a la oferta de la compañía

Ya en octubre de 2021, WeWork salió al mercado bursátil -más de dos años después de que en una alianza con BowX Acquisition Corp., que es una compañía de adquisiciones de propósito especial (SPAC, en sus siglas en inglés).

Las pérdidas de la compañía, como se señaló en este Diario en su edición del 2 de noviembre, fueron de US$3.129 millones en el 2020, US$4.439 millones en 2021 y US$2.034 millones en 2022. Este 2023, la situación de la empresa es la declaración de bancarrota.



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