En la Megatienda oficial de Río 2016 en la playa de Copacabana, una camiseta blanca con el logo multicolor de líneas curvas de los Juegos Olímpicos de verano se vende a 95 reales (US$29).
A media hora de distancia, en el extenso mercado del centro de Río de Janeiro, una camiseta casi idéntica se vende a sólo 40 reales. La tela es más delgada, pero no es una imitación: la versión de bajo costo también cuenta con la aprobación del comité organizador oficial de los Juegos.
Como muchos brasileños no pueden pagar entradas a las Olimpiadas ni suvenires, los organizadores adoptaron una táctica novedosa para el merchandising. Además de una gran cantidad de ropa exclusiva a precios turísticos, el comité también licenció una montaña de parafernalia de imitación mucho más barata.
Normalmente, los organizadores de las Olimpiadas licencian los recuerdos a un precio único y luego combaten enérgicamente las falsificaciones baratas. La estrategia de Río 2016 está diseñada para derrotar a los falsificadores con sus propias armas y atraer a los locales en un país cuyo salario mínimo promedio es de 880 reales (US$270) por mes, dijo Sylmara Multini, directora de licenciamiento de Río 2016.
“La mejor forma de combatir la piratería es utilizando los productos”, dijo Multini en una entrevista. “Con una camiseta a 40 reales, sentimos que la mayor parte de la población podrá usar nuestro producto”.
100 tiendas
El sistema de doble precio también permite a Río 2016 captar el entusiasmo de los turistas de los Juegos que básicamente están comprando con descuentos. El real brasileño cayó 46 por ciento frente al dólar desde que le otorgaron los juegos a Río.
Se espera que las versiones más baratas representen el 60 por ciento de las ventas y el 40 por ciento de los ingresos, dijo Multini. Y se preveía que el total de ventas generase 1.000 millones de reales, pero probablemente sea menos por la recesión.
Río 2016 obtiene un margen del 10 al 20 por ciento de cada producto vendido. Hay más de 100 tiendas oficiales en todo el país que venden más de 5.000 productos oficiales, entre ellos indumentaria, relojes, joyas, Lego y hasta un vino oficial.
‘Muchos problemas’
En el bullicioso mercado SAARA, los chicos repartidores se abren paso por las calles estrechas empujando carritos cargados con cajas con el sello “Olimpiadas”. En una de las cuatro tiendas de Dimona en el mercado, el personal abría docenas de cajas de ropa de los Juegos. Leo Zonenschein, cuya familia dirige Dimona hace 50 años, dijo que este año las ventas relacionadas a las Olimpiadas sumarán 35 por ciento a sus ganancias netas en plena depresión de las ventas comunes.
“Los Juegos Olímpicos llegaron en el mejor momento posible porque estábamos teniendo muchos problemas”, dijo Zonenschein.
Para Multini, hay pocos inconvenientes. “La crisis empezó en Brasil y luego empezó a subir el dólar. Si los brasileños iban a comprar dos camisetas, ahora comprarán una. Si los extranjeros iban a comprar dos, ahora comprarán cuatro. Vendemos una camiseta más”.