Augusto Bauer

En los últimos años, la economía circular ha emergido como un modelo indispensable en la búsqueda de soluciones para los problemas medioambientales que enfrentamos. A diferencia del tradicional modelo lineal de “tomar, hacer, desechar”, esta nueva forma de producir y consumir propone una estrategia en la que los recursos se usan de forma más eficiente y se reintegran al sistema, minimizando residuos y maximizando el valor y el ciclo de vida de los materiales.

En Perú, donde el manejo de residuos y la sostenibilidad son temas cruciales, la adopción de este modelo se vuelve cada vez más relevante. Además, representa una ventaja competitiva si consideramos la vasta biodiversidad que poseemos. La OIT revela que la economía circular podría generar entre siete y ocho millones de puestos de trabajo en países en desarrollo, un dato que subraya la importancia del modelo no solo para el planeta, sino también para el desarrollo económico mundial.

En países como el nuestro la transición hacia una economía circular es una necesidad latente. Casi la mitad de las 21.000 toneladas de residuos sólidos producidos por día en Perú, termina en botaderos informales, ríos, lagos y en general en lugares donde no deberían estar por la contaminación que generan. De acuerdo al Minam, solo un 1% de los residuos municipales son recuperados, cuando alrededor del 70% podrían reaprovecharse. Esto plantea un desafío para las empresas privadas, que deben evaluar tanto el impacto del modelo como las oportunidades que ofrece.

En Grupo Aje trabajamos en un enfoque de economía circular basado en dos pilares: materiales post industriales y el reciclaje visible, ambos enmarcados en nuestra estrategia de descarbonización, que busca alcanzar las cero emisiones netas para el 2050. Este incluye la incorporación de materiales reciclados y la recolección de envases, marcando una diferencia tangible en la lucha contra la contaminación.

Un ejemplo de la efectividad de esta política es nuestra estrategia de Ciudades Sostenibles, con el que logramos que Machu Picchu se convierta en la primera maravilla del mundo en obtener una certificación carbono neutral. Este esfuerzo ha permitido que la ciudadela inca recupere y reaproveche el 80% de sus residuos localmente, evitando la contaminación.

Asimismo, en alianza con Línea 1 del Metro de Lima y el Ministerio del Ambiente, instalamos puntos de recolección de botellas PET en las principales estaciones de este medio de transporte. La iniciativa ha permitido recuperar 724 kilos de PET en lo que va del 2024, evidenciando cómo la cooperación entre sectores puede generar impactos positivos significativos.

Todo esto nos demuestra que promover la economía circular debe ser no solo una responsabilidad ética, sino una necesidad imperativa. A medida que más empresas y más ciudadanos se sumen al cambio, podremos construir un futuro más sostenible para el país y nuestro planeta. El camino hacia un mundo más limpio y eficiente está en nuestras manos, y es crucial que cada uno de nosotros contribuya a hacer de esta visión una realidad.