Economía peruana habría crecido 4,9% durante febrero
Economía peruana habría crecido 4,9% durante febrero
Redacción EC

Recientemente reseñamos a través de las páginas de El Comercio un conjunto de consideraciones que debían validarse a efectos de que nuestra economía continúe por la senda del crecimiento a tasas anuales del 6%. Nos reafirmamos en lo señalado. No debe existir mayor problema hasta el 2016. En la misma dirección han apuntado anuncios del FMI, los más importantes bancos de inversión internacionalmente activos, así como publicaciones del calibre de “The Economist”.

Claro está, ese crecimiento se validará siempre y cuando no se suscite una nueva descomposición internacional dada la permanencia del serio sobreendeudamiento vigente en sus principales bloques y que, adicionalmente, nuestro débil equilibrio en el ámbito social y político no atente contra la necesidad de continuar manteniendo una tasa de inversión cercana al 30% de nuestro PBI.

Es más, a pesar de las secuelas negativas que están mostrando diferentes economías emergentes dado el retiro progresivo del estímulo monetario norteamericano, el Perú continúa manteniéndose como una de las economías menos vulnerables del mundo. Las conocidas cifras en torno a nuestras RIN, Fondo de Estabilización Fiscal y endeudamiento público avalan nuestra posición internacionalmente privilegiada.

Los fundamentos de nuestra economía y los precios internacionales de los metales que llegaron a ser cinco veces los experimentados hace 13 años explican nuestro éxito. Sin embargo, nuestra agenda para hacer sostenible este éxito es aún larga, complicada y demandará la participación y compromisos de todos. ¿Qué nos lleva a pensar que el largo plazo para el Perú es un reto?

En el ámbito estructural, por ejemplo, nuestro frente fiscal aún tiene poco o nada de sólido. Seamos honestos.

Nuestra base tributaria aún es tremendamente incipiente, dependiente de precios de commodities y de la fuerte presencia del componente informal de nuestra economía. De otro lado, nuestro gasto aún tiene que ajustarse a un rediseño del tamaño y calidad de nuestro sector público. ¿Alguien serio puede creer que tenemos fortaleza fiscal en esas circunstancias?

De otro lado, requerimos trascender a la generación de RIN a partir de los precios de los commodities. El beneficio derivado de los altos precios de los minerales, como lo demuestra nuestra historia económica, se acaba tarde o temprano. La verdad es que poco se ha hecho para diversificar. Sin tecnología, sin adecuado capital humano, sin institucionalidad, sin una real reforma del Estado, poco es lo que lograremos. En el siglo XXI la sostenibilidad y fortaleza de las RIN se construye a partir del conocimiento y no de la exportación de piedras.

Adicionalmente, así como necesitamos un nuevo sector público e institucionalidad, también es necesario cambiar la mentalidad de nuestro frente empresarial. El frente privado debe comprometerse más con la generación de valor y con la necesidad de compartirlo desde el punto de vista técnico. Pensar que los conflictos sociales ligados a la explotación de nuestros recursos naturales son responsabilidad única de los gobernantes de turno o del ánimo desestabilizador de posiciones políticas extremistas es burlarse de la realidad.

Finalmente, para que – más allá del corto plazo– nuestras nuevas generaciones disfruten del éxito de nuestra economía, es indispensable una nueva clase política. Lo que tenemos hoy solo es motivo de vergüenza ajena.

El éxito del Perú es real, pero aún con grandes retos para su sostenibilidad en el largo plazo.