Hace unos días un miembro del equipo trajo a la mesa una reflexión leída en redes sobre los cambios en la inversión publicitaria en los medios tradicionales y cómo éstos se perciben dentro de una etapa de supervivencia. El análisis abrió el paso al debate, pues desde el frente publicitario se manifestaba la preocupación de las marcas por encontrar espacios adecuados donde anunciar. Una paradoja que me hizo caer en cuenta que estábamos frente a una verdad más compleja de la que creíamos.

Vivimos en tiempos en que la digitalización ha transformado de manera profunda y, a veces, inesperada tanto a la publicidad como a los medios de comunicación. A diferencia de lo que podría parecer, las audiencias tienen más opciones que nunca para acceder a contenidos especializados.

Por citar solo un ejemplo, ahora puedo buscar un blog escrito por un CEO que me hable directamente de los desafíos empresariales, algo que antes no se encontraba.

Esta especialización es un subproducto de la democratización de la opinión, que ha permitido que cualquier persona, con el conocimiento adecuado, pueda compartir su perspectiva con un público que la valora.

Sin embargo, esta democratización y especialización tienen un costo. Los medios masivos, que solían dominar por su capacidad de atraer a grandes audiencias, están perdiendo relevancia en un entorno donde la masividad es cada vez menos masiva y la segmentación abre camino a múltiples nichos.

Aquí es donde muchos medios han tenido dificultades para adaptarse y siguen operando bajo el paradigma antiguo de la masividad, sin integrar plenamente las oportunidades que la segmentación y especialización ofrecen. Este cambio no es un problema en sí mismo, sino una consecuencia de cómo el consumo de información se ha atomizado.

La publicidad, por su parte, también enfrenta un desafío similar. Tradicionalmente, se ha centrado en medios pagados—los anuncios que todos conocemos—pero ha descuidado otros tipos de medios. Las marcas pueden y deben explorar cómo pueden comunicar su mensaje a través de medios propios, como sus plataformas digitales, medios compartidos, como colaboraciones entre marcas, y medios ganados, que se generan a través del boca a boca y la participación del consumidor.

La clave no está solo en adaptarse, sino en integrar. Hoy, la publicidad no puede seguir enfocándose solo en medios pagados y los medios deben dejar de verse como simples canales de distribución. Es una transformación que debe ser profunda, y que no puede limitarse a añadir una página web o un perfil en redes sociales.

La verdadera supervivencia está en la convergencia de medios, en la creación de contenido que no conoce fronteras entre lo impreso, lo digital, lo auditivo o lo visual.

Las grandes marcas ya están migrando hacia esta integralidad. No se trata solo de cuántos ojos ven un anuncio, sino de cuántas plataformas pueden llevar ese mensaje, y cuán profundamente puede resonar en la audiencia.

En Havas, esta visión integral es más que una teoría; es la razón de ser de nuestro modelo Village, donde todos los servicios están conectados bajo un mismo techo. La gestión de contenido, la creatividad, la data, y la estrategia de medios convergen para ofrecer una solución completa y adaptada a las necesidades de hoy.

Este enfoque es lo que necesitamos en el panorama actual de medios y publicidad en Perú. Ya lo dijo Charles Darwin, “adaptarse es la clave de la supervivencia”. Pensemos no sólo en sobrevivir, sino en liderar en la era digital y seguir siendo relevantes en un mundo que cambia rápidamente.

Luis Miguel Sánchez Tapia CEO de Havas Perú y Bolivia.