Durante este año, los mercados financieros han sufrido el impacto de las alzas de tasas de interés de la Reserva Federal de EE.UU. y de la guerra comercial entre EE.UU. y China. En este contexto, este podría ser el peor año de la renta fija global desde la crisis financiera del 2008.
Así, mundialmente, los bonos corporativos en dólares de mejor calidad crediticia (investment grade) vienen perdiendo cerca de 4% en el año, mientras que aquellos de peor calidad (high yield) lo hacen en 0,2%. Asimismo, la percepción de riesgo crediticio global, medida a través de la diferencia entre los rendimientos de bonos corporativos y soberanos (spread crediticio), se ha incrementado gradualmente, aunque aún se mantiene muy por debajo de los niveles del 2008.
¿Cómo afectó este escenario a la renta fija local? Se pueden distinguir tres características: una mayor desvalorización de la renta fija gubernamental respecto de la corporativa, un incremento en la percepción de riesgo crediticio y un conjunto de situaciones aisladas de incumplimientos o deterioros crediticios en ciertos sectores de la economía.
Primero, de acuerdo con los índices de PiP Perú, los bonos soberanos en soles rinden -0,87% en el año (versus el 6,14% anual promedio en los últimos 5 años) mientras que los corporativos locales se valorizan en 2,86% (versus 6,85%). Por otro lado, los bonos soberanos en dólares rentan -5,53% en el año (versus 4,84% ), mientras que los bonos corporativos rinden -0,86% (versus 4,90%). Así, la renta fija corporativa pudo amortiguar de mejor manera el efecto del alza de tasas internacionales.
Segundo, se viene observando un aumento en la percepción de riesgo crediticio en las empresas locales con rating AAA y AA+. Por ejemplo, para emisiones AAA en soles con duraciones entre 2,5 y 3 años, durante el 2018, el spread crediticio se incrementó de 100 a 130 puntos básicos sobre la curva referencial soberana. Aun así, estos niveles están muy por debajo de los del 2008.
Tercero, a diferencia de años anteriores, se han registrado casos aislados de deterioro crediticio e incumplimiento, principalmente en emisiones de empresas constructoras (vinculadas a Odebrecht). Esta situación se origina por la imposibilidad de honrar los compromisos en las fechas acordadas. En algunos casos, la junta de obligacionistas ha establecido nuevas garantías que viabilicen los pagos con cronogramas modificados. Cabe mencionar que la valorización oportuna de estos bonos es de suma importancia para las carteras de administradores de portafolio aun cuando, en un primer momento, las clasificaciones de riesgo no se modifiquen.
En suma, la renta fija local no ha sido inmune a la desvalorización de los mercados financieros. Ello ha conllevado a un ajuste brusco en las rentabilidades de los inversionistas institucionales tras años de retornos auspiciosos impulsados por una política monetaria internacional laxa y por recortes continuos de la tasa de referencia local. Será importante monitorear las variables macroeconómicas que inciden en dichas políticas, así como los factores geopolíticos que impactan en la aversión al riesgo de los inversionistas.