La ley de modernización del sistema previsional peruano, requiere de un amplio y concienzudo debate; de lo contrario, tal como se ha concebido hasta ahora, resultará siendo un mamotreto de reforma.

El nuevo modelo que propone la ley de marras, se sustenta en 4 pilares que contradicen los principios rectores que la inspiran, la sostenibilidad y la eficiencia.

Veamos, el PILAR NO CONTRIBUTIVO, tiene como fin asegurar una pensión a favor de las personas que no cuentan con pensión de jubilación y en condición de pobreza y vulnerabilidad; de acuerdo a los criterios del SISFOH.

Actualmente dicho grupo poblacional es atendido por pensión 65 y el programa Contigo, cuya fuente de financiamiento es público.

La reforma previsional tiene como objetivo construir un sistema cuyas partes o componentes se relacionan conceptualmente con una visión país de largo plazo. El pilar en referencia, no representa la aspiración de modelo de país deseado. Un fondo de apoyo solidario, no puede integrar un sistema sostenible y eficiente, que se condiga con una sociedad de bienestar; consecuentemente, debe mantenerse como programas de coyuntura, bajo la administración del MIDIS; amén, que nuestro anhelo de movilización social y económica, erradicará la pobreza y la exclusión.

En cuanto al PILAR SEMICONTRIBUTIVO, sostenemos que a todas luces es inviable y constituye un incentivo perverso, que en el fondo termina subsidiando a las AFP con la pensión complementaria, usando los recursos del fisco (desnudar un santo para vestir otro), a costa de una pésima y deficiente gestión de los aportes previsionales.

El subsidio lo pagan en mayor medida los pobres, sacrificando el derecho a una mejor educación, salud y empleo. En última instancia, deben ser los empleadores quienes complementen los fondos de los pensionistas, participando con un porcentaje del aporte, tal como fue otrora; siendo que, esto se aplica en países como: Alemania, Dinamarca, Suecia, bajo el pilar de pensiones ocupacionales; y para referirnos a sistemas más próximos, identificamos a Colombia, México, Brasil, etc; donde el mayor porcentaje de la contribución lo efectúa el empleador.

Respecto al PILAR VOLUNTARIO; este debe constituirse como el mecanismo de afiliación de los trabajadores por cuenta propia; bajo cuyo paraguas deben ser comprendidos el vasto sector de trabajadores al límite de la formalidad; y por supuesto, este propósito tiene que estar alineado a las dimensiones de la inclusión financiera, factor clave para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad y como habilitador el aseguramiento, situación en la que funciona muy bien el aporte semilla del estado y del trabajador por cuenta propia e informal (one by one). En este pilar deben intervenir exclusivamente las ESF.

Por último, la pensión por consumo, es fuente de la mayor inequidad, en el sentido de que los impuestos que se redistribuyen en educación, salud, seguridad, infraestructura, terminan engordando las cuentas de los ciudadanos de ingresos medios-altos, que son la minoría; pues, el Perú es un país de ingresos medios-bajos, subyaciendo el 80% en la base de la pirámide. Este es un modelo extrapolado de Finlandia; país desarrollado que posee la economía más competitiva del mundo.

Jorge Solis Espinoza Presidente de la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito