María Paula Cano

Perú se ha caracterizado siempre por ser un país de inmensa riqueza agrícola, una actividad milenaria que tiene como protagonistas a un grupo de personas que, además de trabajar la tierra con mucha dedicación, también son el sustento del desarrollo económico, educativo y nutricional de miles de familias: las mujeres rurales.

Por su coraje y esfuerzo, las mujeres suelen tomar, literalmente en sus manos, la siembra y la cosecha en nuestro país, y así lo revelan cifras del INEI que indica que, de cada 100 agricultores, 76 son mujeres. En América Latina ocurre algo similar: cuatro de cada diez mujeres asumen el trabajo de campo en zonas rurales, según las estadísticas que maneja la FAO.

En las 19 regiones productoras que tenemos en el país, las mujeres se encargan de sembrar y cosechar productos emblemáticos como la papa, que, en estas últimas semanas, debido a complejidades relacionadas con el panorama mundial y local, subió su precio, afectando el bolsillo y las ollas de miles de peruanos. Una situación compleja a la que se tienen que enfrentar, sumando la inseguridad alimentaria severa que afecta a un gran número de peruanos.

Frente a este escenario, la mujer rural cumple un rol muy relevante, que es resaltado en programas como “Ella Alimenta al Mundo”, de PepsiCo junto a la ONG Care Perú, en el que, a través del empoderamiento y desarrollo de múltiples capacidades, las mujeres rurales aprenden a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional, a incrementar recursos productivos, a fomentar el acceso a mercados desatendidos, a perfeccionar índices de nutrición, y a multiplicar su impacto en el desarrollo de familias y comunidades rurales que más lo necesitan.

Solo como una muestra, iniciativas como “Ella Alimenta al Mundo” ha tenido un alcance de más de 391.000 personas, fortaleciendo la capacidad en educación financiera de 4.399 participantes y consolidando 12 alianzas público-privadas para promover y mejorar el desarrollo de la agricultura familiar. Además, ya son 13.976 hogares los que han adoptado prácticas adecuadas de higiene y salud, y 20.264 personas que optimizaron sus sistemas de agua en 35 comunidades.

A través del impacto en la mujer del campo se puede incidir positivamente en la problemática del negocio de tubérculos y hortalizas que vienen de zonas rurales y alimentan a todo un país; así como en la nutrición de miles de peruanos y peruanas en condición vulnerable que pertenecen a estos sectores. Además, indirectamente, esto repercute en la problemática de género en estos niveles.

La inversión en la mujer emprendedora y agricultora es, entonces, una apuesta a la que esperemos se sumen otras instituciones o empresas del sector privado. Si bien nosotros reconocemos su labor todos los días, hoy, en el Día de la Mujer Emprendedora, queremos aplaudir a las mujeres agricultoras de todo el país, que con su ejemplo nos enseñan que a través de oportunidades de empoderamiento podemos sentar las bases para un sistema alimentario sostenible.

María Paula Cano, directora de Asuntos Corporativos de PepsiCo para Latinoamérica