La institucionalidad regulatoria ejercida por la Sunass sobre Sedapal defiende a los consumidores y al erario público
La institucionalidad regulatoria ejercida por la Sunass sobre Sedapal defiende a los consumidores y al erario público
José Luis Bonifaz

El populismo argentino en el ha sido (y puede volver a ser) una farra fiscal. Nos referimos al subsidio gigantesco que todos los argentinos pagan a los habitantes de Buenos Aires a través de la empresa estatal de Aysa. ¿Pero por qué ocurre esto?

Un primer tema es que el servicio de agua en Buenos Aires es el único bajo el gobierno nacional. Por eso, el presidente de turno, si no quiere quedar mal con los votantes bonarenses, puede usar el presupuesto nacional para ‘abaratarles’ el servicio. En segundo lugar, aun cuando el costo del servicio es relativamente barato por la alta densidad poblacional y porque tiene muy cerca el Río de la Plata, la tarifa que se tendría que pagar para cubrir costos no podría ser asumida por los ‘bolsones’ de población en extrema pobreza en Buenos Aires. En cambio, en el resto del país, donde la administración es provincial o municipal, dado su bajo presupuesto, los gobernadores no tienen otra opción que cubrir costos con tarifas.

Según Adrián Simoni, periodista argentino, el Tesoro Público se hace cargo desde el 2006 (cuando la concesionaria privada francesa Suez se fue y se creó la estatal Aysa) de pagar una parte de los costos operativos y todas las inversiones para ampliar o renovar las redes en Buenos Aires. Esto llegó al extremo de que, en el 2013, además de todas las inversiones se llegó a pagar el 71% del costo operativo. La gestión de Macri subió tarifas y desde el 2017 los clientes de Aysa pagan, por lo menos, todos los costos operativos. A Macri le faltó un paso clave: transferir Aysa a la ciudad de Buenos Aires. Por primera vez desde 1996 un mismo partido gobernó Buenos Aires y el país.

En el Perú, el esquema de propiedad es igual. Sedapal, la empresa de agua de Lima, está a cargo del gobierno nacional, mientras que las restantes 50 empresas tienen administración municipal. ¿Les suena conocida la historia?

Felizmente, la institucionalidad regulatoria ejercida por la Sunass sobre Sedapal defiende a los consumidores y al erario público. Así, el esquema de financiamiento de Sedapal para su programa de inversiones del quinquenio 2015-2020 es de S/3.200 millones, de los cuales S/2.803 millones serán financiados con recursos generados por la recaudación de tarifas y financiamiento concertado con organismos multilaterales. Es decir, la tarifa financia los costos operativos y parte importante de las inversiones.

Además, la estructura tarifaria que aplica Sedapal, bajo la regulación de la Sunass, se hace en aplicación de un sistema de subsidios cruzados sobre la base del Sistema de Focalización de Hogares, desde el 2017. Esto tiene por objetivo permitir, solo a los usuarios domésticos en situación de pobreza, el acceso a un volumen de agua mínimo y a una tarifa subsidiada. Es decir, se trata de un sistema de subsidios focalizado, con bajos errores de filtración, y no un “regalo” populista como en Buenos Aires. Habrá que estar atentos a que el mal ejemplo no cunda.

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