(Foto: Reuters)
(Foto: Reuters)

En octubre, la volatilidad se apoderó de los , debido a distintos eventos, entre los que destacan el aumento inesperado de las tasas de interés de largo plazo en , señales más evidentes de desaceleración del crecimiento global y algunos riesgos para el entorno internacional –el conflicto comercial latente entre EE.UU. y China, la indefinición del presupuesto fiscal italiano y del proceso de salida del Reino Unido de la (‘brexit’)–.

Así, ante estos eventos, el temor de menores ganancias futuras en el segmento corporativo se apoderó de los inversionistas financieros internacionales. Esto se tradujo en la caída de diferentes plazas bursátiles alrededor del mundo, algo que no se observaba desde el 2012. Por ejemplo, la bolsa de valores de EE.UU. y la de Europa retrocedieron 6%; y la bolsa de China, 8%.

Además, en este entorno de nerviosismo, aumentó la preferencia por el dólar como moneda de refugio, que alcanzó su nivel más alto desde junio del 2017. Las monedas de las economías emergentes continuaron depreciándose (1,1%) por séptimo mes consecutivo.

En el caso del Perú, en octubre la también retrocedió (7,6%) y el tipo de cambio se depreció 2% frente al dólar. Además, en línea con el aumento de las mayores tasas de largo plazo en las economías avanzadas, en particular de EE.UU., los rendimientos de los bonos soberanos peruanos a 10 años, en soles, también aumentaron (0,3 puntos porcentuales).

A pesar de la alta volatilidad en los mercados financieros internacionales, en el Perú el impacto sobre las variables financieras –tipo de cambio y costos de financiamiento– ha sido acotado. Esto se explica, en parte, porque los niveles actuales de los precios de exportación favorecen la inversión y porque nuestro país aún mantiene buenas condiciones macroeconómicas para invertir.

En efecto, entre setiembre y octubre el precio del cobre aumentó y pasó de un mínimo de US$2,60 a US$2,80 por libra y el precio del oro, que suele ser un activo refugio en períodos de volatilidad, también subió ligeramente, US$1.188 a US$1.230 por onza en las últimas semanas. Además, el apetito por se ha mantenido, lo que ha permitido que los costos de financiamiento de largo plazo siga siendo uno de los más bajos de la región (5,8%).

Por su parte, la depreciación del sol peruano en octubre también ha sido la más baja entre sus pares regionales con sólidos fundamentos macroeconómicos y con perspectivas de recuperación económica. Mientras que el sol se depreció solo 2,0% en el año, el peso chileno lo hizo en 6% y el colombiano en 7%.

Así, en este contexto de desaceleración global y de cambios o riesgos que generan preocupaciones en los inversionistas financieros internacionales, lo más probable es que, durante los próximos meses, veamos un incremento gradual en los costos de financiamiento de largo plazo y el sol probablemente seguirá enfrentando presiones al alza.