Bloomberg.- Kacee Ballew, quien ha vivido con su esposo en Pakistán, Nueva Zelanda, y ahora radica en Jamaica, ve un gran obstáculo para que su familia pueda regresar a los Estados Unidos: los prohibitivos costos del cuidado infantil.
“Lo único que nos impide volver a casa es que tenemos dos niñas en el jardín de infantes”, dijo Ballew por teléfono. “Tan pronto como puedan entrar a la escuela pública y no tengamos que preocuparnos por ese costo, regresaremos a los Estados Unidos”.
Ballew, de 36 años, representa una creciente tendencia entre los jóvenes trabajadores que están más dispuestos a aceptar la oportunidad de trabajar en otro país. Aunque la administración Obama y los candidatos presidenciales de ambos partidos han mostrado interés en el pago de la ausencia por maternidad (o paternidad) y los costos por el cuidado de los niños, vivir en el extranjero se ha vuelto más atractivo, ya que las facturas por dicho cuidado ocupan una gran porción de los presupuestos de las familias estadounidenses.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos calcula que el pago del cuidado infantil es de cerca del 10 por ciento del ingreso de una familia; pero el costo promedio de un niño en cuidado de tiempo completo puede llegar al 14 por ciento de los ingresos de una pareja en algunos de los estados más poblados, reveló un estudio de Child Care Aware en diciembre pasado. En la mayor parte del país, el costo por el cuidado infantil rebasa el de la renta o de la matrícula de la Universidad.
Con dos niñas, una de 3 años y otra de 16 meses, Ballew dijo que su esposo “prácticamente descartó los Estados Unidos” como su próxima estación para poder ahorrar un estimado de US$40.000 al año, lo que les costaría el cuidado infantil en Washington, D.C.
Los Ballews pagan el equivalente a US$137 por 50 horas de cuidado infantil y educación temprana en Jamaica.
A Monika Tschida-Spiers, de 41 años, no le es extraña la búsqueda de cuidado infantil a buen precio. Ahora en Washington como funcionaria del Fondo Monetario Internacional, la originaria de Austria aún sigue adaptándose al alza exorbitante en los precios, luego de haberse mudado a Maryland con su familia en el 2013, tras pasar 5 años en Kenia. La pareja paga alrededor de US$2.000 al mes en el salario y pago de impuestos por la niñera de tiempo completo que vive con ellos, casi diez veces más que lo que pagaban a la misma mujer en Kenia.
POLÍTICAS EUROPEAS
Tschida-Spiers dijo que ella ve los inflados costos del cuidado de niños como consecuencia de un sistema estadounidense que está más centrado en las personas, frente a una visión europea de que "muchas cosas son un bien público." Ella hace referencia a Viena, donde la educación de la primera infancia es gratuita, y en las zonas rurales, por ejemplo, su hermano paga alrededor de US$50 al mes.
Para las familias norteamericanas con dobles ingresos, por trabajo de tiempo completo, el costo del cuidado infantil ocupó el 29 por ciento del ingreso neto en el 2012, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Eso ubicó a los Estados Unidos como el tercer país más caro, de entre 34 países, detrás del Reino Unido y Nueva Zelanda.
Elaine Zundl, directora de investigación del Centro por la Mujer y el Trabajo en la Universidad de Rutgers en Piscataway, Nueva Jersey, ve implicaciones negativas en el mercado laboral por políticas de la fuerza laboral menos competitivas en los Estados Unidos, asociadas con el costo del cuidado infantil y de las ausencias por cuestiones familiares.
La participación en la fuerza laboral de las mujeres ha mostrado un lento y constante descenso desde su máximo de 60,3 por ciento en abril del 2000. La proporción de las mujeres en la fuerza laboral de 16 años o más, que tienen un empleo o están buscando uno, fue de 56,8 por ciento en diciembre, y de 68,9 por ciento para los hombres, según datos del Departamento de Trabajo.
"No veremos una máxima participación de la mujer en la economía hasta que tengamos algunas de las políticas que otros países tienen", dijo Zundl.