(Bloomberg). El estrés económico y las discusiones por dinero pueden afectar a un matrimonio. ¿Pero causar el divorcio? Ese ya es un tema más complicado.
Un estudio de la Universidad de Harvard sugiere que ni los problemas económicos ni la creciente capacidad de las mujeres de salirse de un matrimonio infeliz a partir de la década de 1970 suelen ser la razón principal de una separación.
El gran factor, determinó la profesora de sociología de Harvard Alexandra Killewald, es la situación laboral del hombre. Desde hace 40 años, descubrió, los hombres que carecen de un empleo de tiempo completo tienen un 3,3 por ciento de probabilidades de divorciarse, en comparación con 2,5 por ciento de quienes tienen un empleo de jornada completa. En otras palabras, hay un tercio más de probabilidades de que su matrimonio fracase.
Al analizar 46 años de datos sobre más de 6.300 parejas casadas en los Estados Unidos, Killewald encontró un gran cambio en lo relativo al riesgo de divorcio a mediados de los años 70. En el caso de las parejas casadas antes de 1975, la separación era más probable si la mujer y el hombre compartían las tareas domésticas en igual proporción, tal vez porque el marido lo consideraba una amenaza a su papel tradicional en el hogar. A partir de 1975 las tareas domésticas dejaron de tener tanto peso, que pasó a recaer en el empleo del hombre.
“Las mujeres tienen más libertad en la forma en que viven el matrimonio”, dijo Killewald, pero se sigue esperando que los hombres ganen el sustento.
Empleo de tiempo completo
El estudio, que publicó la American Sociological Review, no comprendió parejas del mismo sexo, como tampoco hombres que optan por quedarse en casa con los hijos. En el caso de los hombres de la muestra que carecían de un empleo de tiempo completo, se trataba en su mayor parte de una situación no elegida.
Killewald tuvo que separar la vida laboral de una pareja –estatus laboral, disposición a realizar tareas domésticas- de sus finanzas para determinar cuál de los dos factores tenía más peso en el divorcio. Utilizó una serie mayor de datos de censos para pronosticar la dependencia económica de las mujeres de su matrimonio: cuánto perderían si se divorciaran.
Su conclusión fue que el ingreso de las parejas y la independencia económica de las mujeres no implican un mayor riesgo de divorcio.