Al mes de marzo, la confianza de los consumidores en la capital ya acumula dos años y tres meses en terreno pesimista y afianza su retroceso a niveles mínimos históricos.
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Al mes de marzo, la confianza de los consumidores en la capital ya acumula dos años y tres meses en terreno pesimista y afianza su retroceso a niveles mínimos históricos.
Así lo revela el Índice de Confianza del Consumidor para Lima Metropolitana de Ipsos y Apoyo Consultoría (Indicca). Dicho indicador, para el tercer mes del año, fue de 35 puntos: cinco puntos por debajo de lo registrado en febrero y ubicándose a niveles vistos solo durante la primera y segunda ola de contagios por el COVID-19 [Ver infografía].
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Este retroceso se explica por el fuerte deterioro en los ingresos reales de los hogares de Lima. Así lo comentó Jose Carlos Saavedra, socio y economista principal de Apoyo Consultoría.
“En los últimos tres meses, un trabajador limeño tuvo un ingreso promedio –ajustado por inflación– de aproximadamente S/1.644 mensuales, muy por debajo del que tenía previo a la pandemia que era de S/1.953 en febrero del 2020″, explicó.
Dicho factor se suma a la significativa alza de los precios en Lima. Ambos factores combinados han impactado negativamente en la capacidad de compra de las familias. En marzo, según datos del Indicca, el 49% de los consumidores afirmó que su situación económica actual está peor que hace doce meses. Dicho dato es seis puntos porcentuales mayor que el del último trimestre del 2021.
Además, a nivel desagregado, esta expectativa es mayor en el caso de las mujeres (56%) y los consumidores mayores de 48 años (64%).
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Camila Ghezzi, analista senior de Apoyo Consultoría, manifestó que la sensación de pesimismo entre los limeños también se traslada al escenario de largo plazo.
“La brecha entre el porcentaje de hogares que espera que su situación económica mejore en los próximos doce meses y el porcentaje que espera que empeore ha pasado de un promedio de 16 puntos porcentuales durante el último trimestre del 2021 a cuatro puntos porcentuales en promedio en el primer trimestre del 2022″, señaló.
Es decir, hoy son menos las familias que esperan que su situación mejore frente a las que esperan que empeore. Para el caso particular de marzo, el 42% de las familias limeñas afirmó que espera un deterioro en su situación económica familiar, porcentaje no visto desde abril del 2020.
Ghezzi también advirtió que un factor que probablemente influye en el ánimo de consumo de marzo es el retorno a la presencialidad. “Probablemente tengan que enfrentar nuevos gastos, por ejemplo, el gasto en uniformes o útiles para los colegios y el transporte para el traslado al centro educativo o de trabajo. Esto explicaría que las familias vean difícil una mejora de su situación económica”, comentó.
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Apoyo Consultoría recuerda que las perspectivas de inflación se han actualizado al alza, lo que evidencia que el escenario de precios altos aún será prolongado.
Como se recuerda, el presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde, ya adelantó que no se tiene seguridad de que la inflación retorne a sus niveles prepandemia en la primera mitad del 2023.
Es por ello que, para Saavedra, se requiere aprovechar los ingresos del Gobierno para ayuda focalizada. “Consideramos que el Gobierno podría implementar un bono focalizado [para las familias de niveles socioeconómicos más bajos]. Asimismo, se debería ampliar la cobertura del programa Qali Warma, para que más niños tengan asegurada una alimentación básica regular”, dijo.
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