Luis Alberto Arias, ex vicepresidente del Banco Central de Reserva (BCR) y ex jefe de la Sunat, compartió con El Comercio sus perspectivas de cara al 2017 en materia económica.
¿La economía crecerá en el 2017 al ritmo que proyecta el gobierno?
Las proyecciones del BCRP son algo más realistas que las del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Medio punto porcentual de crecimiento -4,3% que estima el BCRP vs. 4,8% que estima el MEF- no es trivial. En los últimos meses las expectativas se han reducido algo y el gobierno ha publicado decenas de Decretos Legislativos. En el campo tributario no ha habido una verdadera reforma. El sistema tributario ha terminado siendo más complejo y menos neutral.
El próximo año el crecimiento de la economía peruana va a estar influenciado fuertemente por el contexto externo y por la políticas macroeconómicas y por los avances en las “políticas” de destrabe. En el campo interno no hay mucho espacio para políticas macroeconómicas expansivas. La inflación se mantiene alrededor del límite superior del rango meta y en el campo fiscal el déficit fiscal debe continuar su senda de reducción.
Esto último puede realizarse de dos maneras: aumentando los ingresos o reduciendo los gastos. En el cuarto trimestre del 2016 se realizó lo segundo, porque los ingresos continuaron disminuyendo (en julio la presión tributaria del gobierno central – últimos 12 meses- era 14% del PBI. Se estima que al cierre del año haya disminuido aún más a 13,6%.
El que el ajuste sea a través del gasto público tiene un costo elevado en el crecimiento del PBI no primario. En octubre el ajuste fiscal fue en gran medida responsable que el sector construcción se contrajera 16% y el PBI no primario no creciera (0%).
En lo que respecta al destrabe, el crecimiento de la inversión privada y pública va a estar asociado a la medida en que la Línea 2 del Metro, el Gasoducto, el aeropuerto de Chincheros, y la ampliación de Jorge Chávez aceleren la ejecución de obras.
Si los vaticinios de mejora en la economía mundial se cumplen, el gobierno tiene éxito real en el destrabe y la recaudación aumenta para posibilitar un impulso fiscal positivo, es posible crecer alrededor de 4%.
¿Cuál es el factor y/o sector que más debería impulsar o cuidar el gobierno?
La principal restricción se encuentra en el campo fiscal. Las modificaciones tributarias no van a tener un efecto permanente en los ingresos tributarios. En el corto plazo los ingresos han caído casi medio punto del PBI en el segundo semestre (lo que no es poco), cuando el MEF esperaba que crecieran, han tornado la situación fiscal más delicada que al inicio del gobierno.
Por otro lado las críticas a la Sunat, no siempre constructivas, han hecho mella en su capacidad de recaudación. Si los ingresos no se recuperan el gasto no va a poder aumentar, por el contrario va a tener que continuar reduciéndose, con lo que el impulso fiscal no va a ser lo positivo que se espera, y ello podría comprometer las proyecciones del PBI.
¿Qué factores exógenos, sobre todo entre los términos de intercambio, podrían impactar estas cifras?
Los términos de intercambio van a crecer por primera vez después de cinco años, en los que tuvieron una caída acumulada de 20%. El precio del cobre, nuestro principal producto de exportación ha aumentado casi 25% en los últimos meses. Otro factor positivo es la recuperación de las exportaciones no tradicionales, aún desde antes que se apruebe el aumento del drawback.
En el campo externo se espera una leve recuperación de la economía mundial impulsada por un mayor crecimiento en Estados Unidos. América Latina va a tener un mejor comportamiento, en parte porque a Argentina le va a ir mejor y Brasil y Venezuela no van a caer tanto como en el 2016.
El próximo año van a haber elecciones en varios países de Europa (principalmente Alemania y Francia). El ‘brexit’ es un evento por resolver. Junto a todo esto, a inicios de año, Trump asumirá la presidencia en Estados Unidos, y los mercados van a estar a la expectativa de cuántas alzas de la tasa de interés va a realizar la FED. Por todo esto, no descarto un año con aumentos en la volatilidad de los mercados. Mucha incertidumbre no es buena para el crecimiento de la economía doméstica. Esta podría mantener sin espacio a la política monetaria y por otro lado retardar la recuperación de la inversión privada.
¿El destrabe de obras de infraestructura reactivará la economía como espera el gobierno? ¿Qué impacto podría tener el caso Odebrecht en el impulso de este sector?
Odebrecht está vendiendo sus participaciones en concesiones importantes, prácticamente se ha concretado la venta de su participación en el Gasoducto. Lo de Odebrecht no ha sido un caso de algunos funcionarios corruptos, ha sido un caso donde ha funcionado un mecanismo institucional de corrupción que incluyó la creación de varias empresas fachada en paraísos fiscales (“shell companies”), la creación de una unidad organizacional dentro de la empresa para pagar las coimas, la corrupción de empleados bancarios y hasta la adquisición de un banco efectuar los pagos sin levantar sospecha. Sin duda las investigaciones y las revelaciones a lo largo del 2017 van a tener impacto político y la economía podría verse afectada. Esto podría hacer más lento el sistema de licitaciones y ejecución del gasto.
¿A qué otras medidas así de concretas deberían estarle prestando atención?
La mayor recuperación del gasto de capital así como el cumplimiento de ofertas como la de aumentar las remuneraciones a los maestros va a depender de en qué medida se recuperen los ingresos fiscales. El año pasado en el primer semestre el gasto de capital tuvo un crecimiento importante. Recién hacia el último trimestre las tasas de crecimiento se tornan negativas.
Hay grandes expectativas con que la repatriación de capitales aumente las arcas fiscales (el BCRP estima que los mayores ingresos serían equivalentes a 0,5% del PBI), pero creo que el MEF cometió un error al establecer como vencimiento para la repatriación el último día hábil del 2017. Si esa costumbre de los peruanos de esperar el último año no cambio, vamos a ver los ingresos fiscales de la repatriación recién en el 2018. Hay un problema de ‘timing’. Felizmente el gobierno se dio cuenta que no había espacio para reducir el IGV.