El Perú se ha convertido en la última década en el país que más redujo la pobreza monetaria en América Latina, según un informe de la Cepal. No obstante, la brecha urbano-rural no retrocedió y el índice de Gini -que mide la desigualdad de ingresos- registró solo mejoras moderadas.
“En los últimos 3, 4 años el índice de Gini se ha estancado. Nuestra preocupación es que en este contexto de desaceleración, caída de ingresos y gastos del Estado pueda darse una reversión y el índice empeore, como en años anteriores”, señala el economista de Oxfam, Armando Mendoza.
Aunque reconoce el avance que se ha dado en materia de salud y educación, el especialista advierte que la propuesta de los candidatos presidenciales, de bajar los impuestos, junto a las medidas que se implementan en la actualidad, de recurrir a préstamos, tendrá un costo significativo para él país, ya que agudizaría la desigualdad y la pobreza.
“¿Cómo llegaremos al 2021? Ya se ha recortado el presupuesto en salud. ¿Vamos a empezar a endeudarnos como hicimos en el pasado? ¿O vamos a recortar el gasto público? Hoy aproximadamente unos 12 millones de peruanos son no pobres, pero son muy vulnerables”, y agrega, “no conozco a un país que con una presión tributaria de 14% se haya desarrollado”.
Al respecto, el investigador asociado al Oxford Poverty and Human Development Initiative, Gastón Yalonetzky, destaca algunas medidas que contribuirían a reducir la desigualdad de resultados y de oportunidades.
"Muchos países desarrollados emplean impuestos "progresivos", es decir, escalas basadas en tasas impositivas que aumentan a medida que el ingreso de la persona aumenta", explica. Por ejemplo, se paga 0% para los primeros 10,000 euros, seguido por 10% para los siguientes 10,000, etc. Lo mismo con impuestos a la propiedad.
En tanto la desigualdad de oportunidades se podría acortar con impuestos a las herencias y más inversión pública. "Se puede llevar infraestructura de transporte, sanidad, salud, educación, etc. a las zonas donde hay más pobreza", añade.