La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, asistió al juicio que se le sigue por acusaciones de negligencia en torno a una millonaria compensación que pago Francia al empresario Bernard Tapie por la venta de Adidas en la década de 1990.
En 1993, Tapie se vio obligado a vender Adidas debido a su carrera política, y le encargó la operación al banco semiestatal Crédit Lyonnais. El banco acordó la venta a dos inversionistas a un precio menor al de mercado. Los beneficiados fueron la empresa Dreyfus y el propio banco.
Posteriormente, el mismo Crédit Lyonnais vendió su parte a Dreyfus a un precio muy superior. Tapie se sintió estafado e inició una demanda contra el Estado. Francia no evaluó el tema hasta que Lagarde fue ministra de Finanzas durante la presidencia de Nicolás Sarkozy, gran amigo de Tapie.
Como ministra francesa, Lagarde aceptó un arbitraje que terminó dándole la razón a Tapie, quien obtuvo del Estado 425 millones de dólares en 2008. El caso generó un escándalo popular y fue investigado por la justicia.
Los tribunales civiles ya han anulado el desembolso abultado, han declarado fraudulento el acuerdo de arbitraje y han ordenado a Tapie que reembolse el dinero recibido. Los investigadores sospechan que todo el proceso estaba amañado para favorecer a Tapie.
Por su parte, Lagarde fue acusada de una "negligencia grave" que permitió una supuesta malversación de fondos públicos. Los investigadores sostienen que Lagarde cometió una serie de errores graves cuando forjó el acuerdo de arbitraje y luego cuando se negó a anularlo. Dicen que ella podría haberse visto influenciada por la conexión política entre Tapie y Sarkozy, dicen documentos judiciales.
"La conducta de la señora Lagarde proviene no solo de un descuido cuestionable y una actitud precipitada, pero también de un conjunto de fallas que, por su naturaleza, cantidad y gravedad, van más allá de la negligencia", escribieron los jueces en su investigación.
Lagarde, por su parte, ha dicho que actuó de buena fe. Si es declarada culpable, podría ser condenada a hasta un año de cárcel y a una multa de 15.000 euros (15.900 dólares).
En un programa de televisión transmitido el domingo, Lagarde, de 60 años, dijo que estaba "serena y determinada". "Traté de hacer mi trabajo lo mejor posible dentro de los límites de lo que sabía", dijo al canal France 2.
"La negligencia es un delito no intencional. Creo que todos somos un poco negligentes en alguna parte de su vida", añadió. Cualquiera que sea la sentencia, este caso podría empañar la imagen de esta abogada de negocios que tras su paso por el ministerio de Economía se convirtió en una de las mujeres más poderosas del mundo.
En la primera comparescencia, este lunes, la directora del FMI reafirmó su inocencia.