EFE. El fenómeno de El Niño seguirá intensificándose de forma constante durante todo 2015 y sus efectos podrán continuar hasta bien entrado el año próximo, por lo que los países deben extremar sus precauciones para minimizar las pérdidas humanas y económicas. Según las predicciones de la Organización Mundial de la Meteorología (OMM), el fenómeno de este año ya es el más fuerte de los últimos tres lustros y está en camino de convertirse en uno de los más potentes de los últimos 65 años.
La última vez que hubo un episodio intenso de El Niño fue en 1997-1998 y se estima que provocó más de 20.000 muertes y pérdidas por valor de 34.000 millones de dólares. "Pero desde entonces hemos avanzado mucho en el conocimiento del fenómeno, cómo actúa, dónde... por lo que podemos predecirlo y alertar a los países para que se preparen", dijo en rueda de prensa Michel Jarraud, director general de la OMM.
Esta organización presentó el último boletín sobre este fenómeno, en el que avisa de que las condiciones meteorológicas extremas se exacerbarán en los próximos tres meses. El Niño es un fenómeno natural resultado de la interacción entre el océano y la atmósfera en las zonas oriental y central del Pacífico ecuatorial.
Este fenómeno climático genera una corriente de agua cálida en el océano Pacífico, que provoca un incremento de la temperatura del mar en la costa, generando lluvias torrenciales en las zonas cercanas al litoral. Habitualmente, los episodios de El Niño se intensifican a finales de año y alcanzan su fase máxima entre octubre y enero del ejercicio siguiente, aunque es frecuente que persistan hasta bien entrado el primer trimestre antes de empezar a debilitarse.
En agosto de este año, las temperaturas de la superficie del mar ya estuvieron entre 1,3 y 2 grados centígrados por encima de la media, superando en un grado los umbrales habituales de El Niño. Las estimaciones apuntan a que, en lo que queda de año, la temperatura de la superficie del agua en las zonas central y oriental del Pacífico tropical superará la temperatura normal en 2ºC, por lo que el presente episodio de El Niño se situará entre los tres más fuertes registrados desde 1950 (1972/1973, 1982/1983 y 1997/1998).
"No podemos decir ahora si será uno de los tres más fuertes, el segundo más fuerte o el más fuerte de todos los registrados. Sólo sabemos que ya ahora es muy intenso y que se incrementará aún más en los próximos meses", explicó Jarraud. Desde la OMM no pueden precisar cómo afectará a El Niño las condiciones cambiantes del planeta.
En los últimos 18 años, el calentamiento global ha provocado el aumento de la temperatura oceánica en todo el mundo, la pérdida de hielo marino en el Ártico y la merma de más de un millón de kilómetros cuadrados de nieve en el hemisferio norte.
"Nos faltan elementos científicos para conocer exactamente la relación entre el cambio climático y El Niño. No sabemos si las consecuencias del calentamiento global ejercen una influencia en El Niño o no, pero es muy importante que esta eventual relación se estudie en profundidad", aclaró Jarraud.
En lo que va de año, El Niño ha contribuido a una gran sequía en América Central y se teme que en partes de América del Sur, especialmente en Ecuador y Perú, pueda provocar los mismos desastres que en el episodio de 1997-1998.
En esa ocasión, la zona central de Ecuador y Perú sufrieron un nivel de precipitaciones más de diez veces superior al normal, lo que provocó inundaciones, una fuerte erosión y deslizamientos de lodo con pérdida de vidas, destrucción de viviendas e infraestructuras y daños al suministro de alimentos.
Asimismo, el episodio de este año ha contribuido a una estación de ciclones tropicales muy activa en las cuencas occidental y oriental del Pacífico Norte. El huracán Patricia, que tocó tierra en México el 24 de octubre, ha sido el ciclón tropical más intenso del hemisferio occidental.
El Niño suele estar relacionado con sequías en Asia suroriental y el episodio de este año ha contribuido a alimentar los incendios forestales en Indonesia, de los peores registrados hasta la fecha y que han tenido graves consecuencias para la salud de la población.
Recientemente, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó que unos once millones de menores pueden sufrir hambruna, enfermedad y efectos perniciosos en su desarrollo físico y mental a causa de El Niño. Recordó que, más allá de los riesgos de muerte, El Niño puede provocar el aumento de enfermedades como la malaria, el dengue, la diarrea o el cólera, que son especialmente mortales entre la población infantil.