(Foto: El Comercio)
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Paola Villar S.

Esta semana se dio la tan esperada firma del acta de entrega de terrenos del al concesionario Lima Airport Partners (LAP), para que pueda empezar la construcción de una segunda pista y un segundo terminal. De acuerdo con el , los trabajos se iniciarán en diciembre de este año con la remediación ambiental de terrenos. Para el segundo trimestre del 2019, debería comenzar el movimiento de tierras y –según el MTC– el funcionamiento de las dos pistas de aterrizaje tendría que darse a principios del 2023.

LAP, por su parte, invertirá US$1.500 millones, lo que añade US$300 millones a la inversión inicial para ampliar la capacidad de pasajeros.

Con todo esto, en cinco años Lima contaría con un aeropuerto con la capacidad suficiente para recibir a 30 millones de pasajeros anuales. La situación actual es preocupante, pues el Jorge Chávez funciona desde el 2011 sobre su capacidad: al cierre del 2017, recibió 22,1 millones de pasajeros; más del doble para lo que estaba acondicionado (10 millones).

Además, con el ritmo de crecimiento que lleva, entre enero y julio de este año el movimiento en el aeropuerto ha crecido un 9,20% en comparación con el mismo período del año anterior. Si se compara esta cifra con la del año pasado, se tiene que entre enero y julio del 2017 el movimiento de pasajeros creció 13,98%; lo cual, grosso modo, muestra una desaceleración en la capacidad de transporte que puede deberse a la sobrepoblación en la infraestructura.

Movimiento de pasajeros en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y otras estadísticas.
Movimiento de pasajeros en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y otras estadísticas.

ACCIONES NECESARIAS
“Hace años se pidió al Estado que nos ceda áreas de plataforma, que hoy están en manos de las Fuerzas Armadas, para crecer hasta que tengamos la nueva infraestructura. Eso es lo urgente”, precisa Carlos Gutiérrez, gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (Aetai).

A este pedido se ha sumado, en reiteradas oportunidades, la Cámara Nacional de Turismo (Canatur). Carlos Canales, su presidente, detalla que la saturación de los estacionamientos para aviones, así como de los horarios pico (mañana y noche), impide atraer a más líneas aéreas, como Qatar Airlines y Alitalia, que han expresado su interés por entrar al país; y limita la labor de ‘hub’ que tiene el aeropuerto.

“Para que el modelo ‘hub’ sea eficiente, tienes que tener tiempos de conexión adecuados. Si te comparas con Panamá, Bogotá, Sao Paulo y hasta Santiago, que está desarrollando el modelo, este tiempo debe ser de dos horas, porque sino no es competitivo”, agrega Gutiérrez.

Una de las alternativas más cercanas es que el Gobierno ceda el área del Grupo Aéreo 8, ocupado por la Fuerza Aérea. Gutiérrez indicó a El Comercio que este convenio se firmaría en las próximas semanas. Esto permitiría añadir entre seis y ocho posiciones de estacionamiento a las más de 50 actuales, para ampliar la aeroplataforma.

DESCENTRALIZACIÓN
Otro gran problema que también atañe a la conectividad aérea es la poca capacidad de conexión de los aeropuertos locales. Según la Aetai, Lima concentra el 99% de los vuelos internacionales y solo 1% se va hacia Cusco y Chiclayo, los únicos dos aeropuertos del país fuera de la capital que ofrecen rutas a otros países.

El escenario ideal, según los expertos, es mejorar también la infraestructura de los demás aeropuertos del Perú para evitar que la mayoría se conecte vía Lima, como ocurre ahora.

“Hoy en día la experiencia en Cusco, el destino más importante del país, es cada vez más complicada por la saturación de su aeropuerto. Ahí se necesita una intervención inmediata”, indica Canales.

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