En agosto del 2017, el Ministerio de Economía y Finanzas publicó un trabajo del profesor Bruno Seminario titulado “El costo social por fallecimiento prematuro”. El estudio concluye que el promedio del valor estadístico de la vida humana en el Perú sería S/465.784,50 o US$138.007,70.
Por supuesto, hay diferencias importantes por sexo explicadas fundamentalmente por las diferencias entre las remuneraciones u otras variables como la tasa social de descuento, las probabilidades de sobrevivencia y la tasa de crecimiento de los salarios reales.
¿Qué aplicaciones tiene este valor? Entre sus varias aplicaciones están los ahorros por evitar muertes en accidentes de tránsito. En el 2015 se registraron 2.965 muertes por accidentes de tránsito en todo el Perú, de las cuales 641 ocurrieron en Lima. Claro que esta cifra está subestimada, pues en el Perú solo se cuentan los muertos en la escena, mientras que en otros países se rastrean a las víctimas durante seis meses después del accidente.
Este ejemplo extraído del informe ilustra la utilidad que pueden tener los estimados de la vida humana para el diseño de las políticas públicas. En el 2015, la población de Lima se estimó en 9,8 millones. Como hubo 641 accidentes mortales de tránsito, la probabilidad de morir sería 6,54 por cada 100.000 limeños.
Un bus de Metropolitano que cuesta US$115.000 podría transportar, con cierto nivel de seguridad, a 160 personas; es decir, reducir la probabilidad de que ocurra un accidente a 4,91, y reducir el número de víctimas en 160 con un beneficio estimado máximo de US$32,2 millones. Si la participación del Metropolitano en el transporte de Lima creciera, el beneficio se incrementaría notablemente y generaría una gran rentabilidad social.
Por otro lado, en términos agregados, el informe indica que las pérdidas anuales por estos eventos ascendieron a US$598 millones para todo el Perú y US$129 millones para Lima. Asimismo, como en el quinquenio 2011-2015 murieron en el Perú 3.301 personas por accidentes de tránsito, se estima que las pérdidas económicas equivalen, en promedio, a 0,28% del PBI.
Estos resultados sugieren que los proyectos de inversión pública que mejoren la seguridad vial podrían generar un beneficio social sustancial.Por eso, no todo es “cemento”, ‘by-pass’ o viaductos. Debemos pensar en aumentar el transporte público de calidad en Lima Metropolitana a través de buses seguros en corredores segregados o líneas de metro.
Además, se debe mejorar la señalización en las carreteras y avenidas de alto tránsito por lo menos a estándares regionales. Incluso, en vez de ampliar carriles en avenidas, se puede pensar en simplemente modernizar los semáforos e incluso hacerlos interactivos para que puedan leer los volúmenes de los vehículos y así evitar accidentes.
Ahora que se acercan las elecciones municipales, veamos qué ofrecen los candidatos para solucionar el caótico transporte en nuestra ciudad.