Descubriendo a Thomas Ligotti, maestro del terror filosófico
Descubriendo a Thomas Ligotti, maestro del terror filosófico
Rocío Huatuco

En la primera temporada de la exitosa “True Detective” (2014), dos detectives, Rust Cohle y Martin Hart, debían resolver un misterioso asesinato relacionado con el Rey de Amarillo. Esta alusión  al cuento homónimo de Robert Chambers llevó a buscar en la serie otras referencias a clásicos de la literatura de horror. Pronto The Wall Street Journal y el portal identificaron que los diálogos pesimistas de Rust Cohle habían sido tomados del ensayo “La conspiración contra la especie humana”; incluso se apuntó que se trataba de un plagio. Esta controversia permitió que el gran público conociera a Thomas Ligotti (Detroit, 1953),  “el secreto mejor guardado de la literatura de horror contemporánea”, citando una reseña del Washington Post.

Desde los ochenta la propuesta narrativa de Ligotti, alejada de los recursos de suspense efectistas, ha llamado la atención de la crítica. No solo ha ganado varias veces el prestigioso Bram Stoker Award, sino que sus dos primeros libros de cuentos —“Songs of a Dead Dreamer” (1985) y “Grimscribe” (1991)— han sido publicados en un solo tomo, en la serie Classics, de la editorial Penguin. Razones no faltan para justificar estos reconocimientos a la obra de un autor que ha renovado el género de terror, tanto por su prosa cultivada, como por haber repensado el tema del miedo: sus cuentos quiebran nuestra noción compartida de la ‘normalidad’ de la realidad y nos dejan expuestos al horror de percatarnos de que nuestra existencia es malignamente inútil. Los especialistas dudan sobre qué etiqueta usar para definir su obra: ¿son relatos de terror filosófico, nihilista o metafísico? En lo que sí coinciden es en que Ligotti está a la altura de Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft.

 

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Su dedicación a la literatura de horror y su visión pesimista de la vida se originaron en cierta medida por los problemas de salud que ha tenido desde joven: ataques de pánico, problemas gástricos y una depresión que apenas le ha permitido funcionar en sociedad (hasta el 2001 trabajó como editor asociado en la editorial Gale). Aunque estas crisis lo han condenado a una vida casi en reclusión, le  han dado tiempo para crear y leer. Junto a los grandes maestros del horror Poe, Lovecraft y Arthur Machen, Ligotti considera a Vladimir Nabokov, Bruno Schulz y Thomas Bernhard como decisivos en su estilo de escritura. Asimismo, en sus cuentos son constantes los guiños a Buzzati, Borges, Cioran, Baudelaire, Burroughs y Hagiwara Sakutaro. En “La conspiración contra la especia humana” explora la relación existente entre el pesimismo filosófico y la literatura de horror, y pasa revista de filósofos pesimistas (Petter Wessel Zapffe y Arthur Schopenhauer), así como de ciertos escritores budistas.

Para Ligotti es importante que la literatura de horror sobrenatural explore ciertos “mecanismos siniestros en un mundo de cosas que pueden transformarse en cualquier momento y lugar”. En sus cuentos, sus personajes se desplazan en escenarios desolados, silenciosos y nocturnos, en los que poco a poco se pierden las nociones de orden, distancia, límites, etc., y va delatándose su ‘anormalidad’. Estos cambios exteriores afectan también la percepción que los personajes tienen de sí mismos, y en muchos casos esta revelación de que solo son mecanismos siniestros los conducen a la locura. Sus cuentos están poblados por sujetos marginales que vagabundean por ciudades pesadillescas, por personas que descubren con espanto que solo son marionetas o por líderes de sectas que le cantan a la no existencia… Si bien los protagonistas enfrentan diferentes facetas de lo siniestro, todos parecen comulgar con la letanía que cierra el cuento “Otoñal”: “Y siempre soñamos con el día en el que todos los fuegos del verano se apagan, cuando todo el mundo, como una hoja marchita, se hunde en la fría tierra de un mundo sin sol, y cuando incluso los colores del otoño se marchitan por última vez, disolviéndose en la desolada blancura de un invierno eterno”.

 

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Ligotti ha publicado nueve colecciones de cuentos. Tres han sido traducidas al español por la editorial Valdemar: “Noctuario” (2012), “Grimscribe: vidas y obras” (2015) y “Teatro Grottesco” (2016), que se considera el mejor libro del autor. Aunque es evidente su preferencia por la forma breve, también ha escrito poemas (“recopilados en Death Poems”), la nouvelle “My Work Is Not Yet Done”, el ensayo “La conspiración contra la especie humana” y dos libretos en colaboración con Brandon Trenz: “Crampton”, que fue pensado como un capítulo de “X-Files”; y “El último festín de Arlequín”, basado en el cuento homónimo de Ligotti que llamó la atención de la casa productora de David Lynch. Asimismo, ha colaborado con la banda experimental inglesa Current 93.

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