El Quijote ‘traducido’
El Quijote ‘traducido’
Juan Bonilla

A pesar de ser uno de los libros más traducidos de la historia, había una lengua a la que "El Quijote" todavía no había sido trasladado: el español. No se asusten, no hay ninguna errata en la anterior afirmación. Soy perfectamente consciente de que la gran novela de Cervantes, la fundadora del género tal y como este ha llegado a nosotros, está escrita en español, solo que en español de comienzos del siglo XVII. ¿Es la misma lengua que hablamos hoy? La respuesta más prudente sería sí y no. Los que consideran que hay más “sí” que “no” entenderán que no hace falta alguna traducir una obra del siglo XVII a la propia lengua en que ha sido escrita: sería poco más que un trabajo de corrección de texto (y esa corrección de texto se viene haciendo desde hace mucho tiempo, pues en la primera edición del Quijote no había separación de párrafos ni guiones para diálogos, y el sistema de puntuación era delirante) y la colaboración de un ejército de notas que aclarasen los párrafos donde el idioma se hubiera oscurecido demasiado. 
     Si algo no nos falta es, desde luego, ediciones anotadas de "El Quijote". Ahora bien, los que consideren que hay más “no” que “sí” justificarán plenamente la traducción completa del libro al español actual, con el lado bueno de que esa traducción no afectará la existencia del original: quien pueda leer el original seguirá disfrutándolo. Pero todos aquellos que por considerar que "El Quijote" está escrito en una lengua remota, y por no darse el trabajo de interrumpir constantemente la lectura para ir a las notas a pie de página para saber qué significa ‘alabarda’ o ‘bacín’ o qué sentido tiene uno de los cientos de refranes repartidos por toda la obra, disponen ahora de la ocasión de disfrutar de la novela de Cervantes traducida al español de hoy. El autor de la traducción es Andrés Trapiello, quien hace años escribió una biografía de Cervantes y alargó la gran novela de nuestro idioma con dos volúmenes en los que contaba lo que ocurría después de la muerte del hidalgo: "Al morir Don Quijote" y "El final de Sancho Panza" (ambas en Destino). Trapiello se ha pasado 14 años trabajando en esta traducción. No se trata de una edición reducida de esas que pretenden ahorrarle al lector capítulos de la novela considerados insustanciales porque se alejan de la trama principal. El traductor ha puesto en castellano actual todo "El Quijote". Sus intervenciones en el texto de Cervantes son cientos. Por ejemplo, nada más empezar, El Quijote original dice: “de los de lanza en astillero”. ¿Qué significa eso de “en astillero”? Nadie parece saberlo a ciencia cierta. Parece ser que era un artefacto donde se colocaban las lanzas que ya no iban a usarse o necesitaban reparación. Una especie de percha. Trapiello traduce: “de los de lanza ya olvidada”. La opción final fue la vencedora entre una veintena de posibilidades que barajó: lanza ya en desuso, lanza colgada, etcétera... Es solo un ejemplo de lo laborioso de su tarea.

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Cuando se avisó de la publicación del libro, se calentaron los motores de la polémica. Naturalmente estaban los puristas, que no son los que fuman puros sino los que creen que hay que guardar las esencias, pese a las grandes derrotas que la historia les ha infligido, pues no hay que olvidar que fueron puristas quienes dijeron que "Entre dos aguas" de Paco de Lucía era la muerte del flamenco, y fueron puristas quienes abuchearon a Bob Dylan cuando electrificó la música popular para cantar “Like a Rolling Stone”. Así que cuanto más lejos de los puristas, mejor. El caso es que los puristas no han podido encender la llama de la polémica porque Trapiello y su Quijote en español contemporáneo han recibido los parabienes de los más reputados cervantistas. No podía ser de otro modo si se parte de la base de que en ninguna parte del mundo una traducción implica la anulación de un original y damos por hecho que quien puede leer a Dickens en inglés no lo lee en español. Pero también hay que recordar que los que leen inglés, cuando leen las ediciones modernas de Shakespeare no están leyendo exactamente lo que Shakespeare escribió, porque los casos de traducción de una lengua a esa misma lengua son múltiples, ya que estas no solo viajan en el espacio, también lo hacen en el tiempo. 

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A la pregunta de si hacía falta traducir "El Quijote" al español es necesario adjuntar la pregunta sobre si la distancia que ha recorrido el idioma en cuatro siglos es suficiente como para que necesite del proceso de traducción y ya no le baste con el de las salpicaduras de las notas a pie de página (quede constancia de que en la edición de Rico de "El Quijote", ponderada como la más completa y mejor que se haya hecho hasta la próxima edición de Rico, que va espaciando sus mejoras como la saltadora Isinbayeva espaciaba sus récords del mundo en pértiga, quede constancia, digo, que algunas notas a pie de página en la edición de Rico ocupan la página entera). Trapiello tiene claro que sí, siendo como es un cervantista fuera de la academia —lo que en inglés sería un independent scholar—. Todo comenzó cuando se dio cuenta de que mucha gente no entraba en la novela no porque sus puertas no estuvieran abiertas —es decir, no porque lo que el libro contara no pudiera interesarles hoy— sino más bien por el esfuerzo de tener que estar empujando esas puertas a cada párrafo. Dice Trapiello: “El temor de reconocer y confesar que no comprenden un libro escrito en la lengua que ellos mismos creen hablar, ‘la lengua de Cervantes’, les lleva a silenciar que no lo han leído, o a engañarse, o a mentir. Y todo porque nadie les ha explicado aún que no han podido leer "El Quijote" porque este se escribió en una lengua, el castellano del siglo XVII, que no hablamos y que, a medida que nos alejamos de él, entendemos ya cada vez menos; que no es verdad que la lengua de Cervantes y la nuestra sean ya exactamente la misma. Esa es la razón por la que empecé a ponerlo en castellano actual hace 14 años. Apenas se supo lo que yo había hecho, empezaron a oírse las voces, literalmente voces, de quienes lo consideraban un crimen de lesa humanidad. ¿Qué temían?”. Eso, ¿qué temían? Trapiello responde: “Así como el temor de los que no han leído "El Quijote" es muy respetable —y por respeto a ese temor ha traducido uno "El Quijote" con el mayor respeto—, “el temor de los que piensan que yo he querido acabar con "El Quijote" es ridículo. Porque no cuestionan mi trabajo (que no han podido evaluar aún), sino la sola posibilidad de que nadie ponga sus manos en ese libro sagrado”.
     Las polémicas no volaron muy alto y, curiosamente, todas ellas se produjeron antes que el libro empezara a volar por su cuenta conquistando lectores. “Hubo unas cuantas polémicas en los periódicos —dice Trapiello—, y en todas ellas dije lo mismo: ‘No se sabe por qué los alemanes, franceses, italianos, ingleses o los de cualquier otra parte a la que esté traducido pueden leer "El Quijote" en sus respectivas lenguas actualizadas; quiero decir, que un francés lo lee en el francés del siglo XXI, no en una versión del XVII, que existe, como puede leer también a Montaigne (su Cervantes) traducido al francés del XXI, si quiere, o los ingleses a Shakespeare en inglés también del XXI, y a los españoles e hispanohablantes se les obliga a hacerlo en esa lengua que, insisto, apenas comprenden, si no es con esfuerzo y tenacidad’. Y cuando les decía que nadie les impediría seguir leyendo "El Quijote" en su ‘prístino estado’, y que podrían seguir haciéndolo, se cerraban en banda con un cerrilismo exasperante, como si pensaran: ‘no, no, aquí todo el mundo tendría que joderse y leer "El Quijote" y sus cinco mil quinientas cincuenta y dos notas, como hemos hecho todos’, sin duda molestos de que un compatriota suyo pueda leer "El Quijote" con la misma soltura y gusto con los que leemos "Guerra y paz" o "Las mil y una noches" aquellos que no sabemos ni ruso ni árabe, o como se leía el propio Quijote hace 400 años, y como han de leerse las novelas… y todo lo demás”.

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Al fin y al cabo, leer es ya en sí mismo un acto de traducción. Y llevar ese acto a la visibilidad se manifiesta como una generosidad para los otros. En cualquier caso, a falta de polémicas, el libro ha sido un éxito porque va ya por la quinta edición, y finalmente podemos preguntarnos, ya no si es necesario traducir "El Quijote" al español contemporáneo, sino solamente cómo es que lo ha traducido 
Trapiello.
     Quienes han podido afearle algunas soluciones aquí y allá son como los que, después de darse un banquete, afean a la casa de comidas la calidad de los palillos de dientes. Es muy fácil no estar de acuerdo con alguna solución, pero esa no es manera de juzgar un libro, sino solo una manera de dejar claro que antes de juzgar un libro se prefiere buscarle algún defecto para juzgarlo exclusivamente por él. Lo cierto es que se mete uno en "El Quijote" traducido por Trapiello sin tener al lado una edición académica del libro —para no ir todo el rato comparando con el original—, y enseguida va dejándose hipnotizar por una novela inacabable, divertida, honda, brutal a ratos, encantadora, tan moderna, tan libre, sin pararse en las palabras con las que está escrita, porque su sustancia es más profunda que las palabras con las que se expresa, como pasa siempre con la gran literatura, efecto mágico que permite que uno pueda decir que ha leído "Lolita", de Vladimir Nabokov, aunque no sepa inglés, que se ha emocionado con "La Ilíada", de Homero, aunque no sepa griego antiguo, que adora "Doctor Zhivago", de Boris Pasternak, pese a que no tenga idea de ruso, y por supuesto, que se ha pasado dos, tres, cuatro semanas de pura emoción, entre la risa y la lágrima, leyendo "El Quijote", aunque no sea en el original, sino en la traducción al español realizada por Andrés Trapiello. Solo lo de veras importante merece ser traducido, y si hay una novela importante, esa es "El Ingenioso Hidalgo". Cervantes le estará muy agradecido a Trapiello, como cualquier escritor agradece a sus traductores que amplíen la cabalgata de sus lectores. 

Título: Don Quijote de la Mancha
Autor: Miguel de Cervantes; traducción de Andrés Trapiello
Editorial: Destino
Páginas: 1.040
Precio: S/.98.00

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