“Soy hijo de dos padres sordos que vinieron al Perú con sus familias huyendo de las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. La historia que cuento en la novela respeta la esencia de lo que ellos vivieron, aunque también tiene su cuota de ficción”, dice el publicista Ricardo Chadwick sobre su motivación para escribir El silencio entre nosotros. En esta, su primera novela, presenta el drama de la migración desde una perspectiva distinta: la de dos personas que no pueden oír.
La novela empieza contando un hecho real: los motivos que obligaron a los padres de Chadwick a migrar al Perú. En el caso de la familia de su padre, ellos regresan a Perú azotados por la depresión económica, pues el abuelo no conseguía trabajo. La abuela, al ser peruana, decide establecerse en su país de origen. En cambio su madre, 18 años menor que su padre, es hija de italianos que vivían refugiados en Padua tras la guerra y se ven obligados a huir porque el jefe de la familia (el abuelo de Chadwick) es llevado a prisión por haber sido parte de las camisas negras de Mussolini. Al lograr escapar de la cárcel, fugan a Perú, pues una parte de la su familia ya estaba aquí.
Aunque las historias de migración y de búsqueda de identidad son frecuentes en la literatura, el reto al que se enfrentan los protagonistas de El silencio entre nosotros, es doble “la dificultad viene cuando tienen que aprender otro idioma, el castellano, para comenzar su vida en Perú. Aprender otra cultura y costumbres. Además, ellos son sordos y esto les configura el universo de manera distinta”, explica Chadwick.
Y, ¿cómo conjugar el trabajo de un publicista, que siempre piensa en la reacción del público, con la del escritor? Chadwick cree que como escritor aplicó lo que sabe hacer como publicista: contar una historia con un nudo dramático y un desenlace que no deje indiferentes a los espectadores. Y con esa promesa, nos invita a leer El silencio entre nosotros.